Despertares
Aquí, el Robert de Niro de Despertares , que recupera la consciencia gracias a las dosis de la droga L-dopa tras más de 30 años catatónico, no tendría problemas para ubicarse. La noche en la que se levantara de su cama, el médico podría salvar el vértigo por el tiempo perdido tan sólo con administrarle al paciente una dosis de noticias de la última semana para que se agarre al presente, por muy pasado que parezca. Mi León, podría reconocer, mientras avanza por las informaciones en las que se habla de la autovía León-Valladolid, el estudio informativo de la Ponferrada-Orense, la eliminación de los peajes de las autopistas, la apertura de la Ciudad del Mayor, los sondeos del terreno para la ronda Noroeste, la declaración de Obligación de Servicio Público del tramo ferroviario leonés, la modificación reglamentaria para que vuelvan los trenes de Feve a la estación, la enésima traba administrativa de la plataforma de Torneros, la capilarización del Corredor Atlántico o la última idea para reabrir el teatro Emperador. «¿Y la Cultural, qué, otra vez con el sueño de volver a Segunda hipotecado por Llamazares, no?», sentenciaría, para parafrasear al abuelo de Majaelrrayo que, en el famoso anuncio de los años 90, exorcizó los fantasmas de la sala de trofeos del Bernabéu para convertir el latiguillo en una costumbre en color.
El bucle espacio temporal ofrece un marco esta vez para tratar el paciente recién amanecido con la confirmación, por la vía de la ausencia de hechos, de que la segunda fase de San Marcos queda pa prao . El entretenimiento se entrega a diseccionar quién tuvo más culpa: si el PSOE que encargó los planos con cargo a inventario, el PP que recortó de manera indiscriminada el encargo para convertir el Hostal en un hotelito con encanto o, de vuelta a la rueda del Gobierno, los socialistas que abrieron la reforma del edificio histórico y empezaron a buscar coartadas, como la cesión de las plazas de parquin que ahora Diez no airea con la saña de su época en la oposición. El juego exhibe la consideración del Parador como un proyecto catatónico más de la larga lista de prescindibles desde la visión del poder en Madrid, como otros desde Valladolid, que desaconseja invertir donde no se atisba rendimiento, ni músculo político para reivindicar. No hay prisa. Al ritmo de despoblación, San Marcos, antes 5 estrellas gran lujo y emblema, se convertirá en una casa rural. Si Fraga levantara la cabeza...