Bajar la Ebau

Resulta que usted, que paga sus impuestos aquí, en Castilla —a León no nos llega ya casi ni a pagar— lo tiene difícil para que sus hijos puedan acceder a alguna de las universidades de la Comunidad. No le digo ya si lo que quiere es que entren en Medicina, en Matemáticas o en alguna Ingeniería. Nada que hacer, que las plazas de matrícula las  okupan  los extremeños, los canarios, los andaluces, los...

Que si, que universidad viene de universalidad del conocimiento y parece un poco feo que también se hagan reinos de taifas con la formación, pero luego que no hablen de igualdad de oportunidades, cuando de lo único que se trata es de que los estudiantes de aquí, desde León hasta Salamanca pasando por Soria, no puedan hacer lo que les da la gana porque los tribunales que deciden el nivel de los exámenes de la Ebau consideran que tiene que ser mucho más alto para ellos que para cualquier otro alumno de España. ¿Qué hacemos entonces? ¿Qué hay que hacer para que los rectores o la consejera o quién demonios sea que toma esta decisión se de cuenta de que presumir solo nos sirve para que la nota de los alumnos baje hasta el extremo de no poder acceder a la universidad?

En el nuevo feudalismo, en el que ya queda claro que eso de la globalización fue el sueño de una postguerra antes de la llegada de la siguiente, habrá que repensar cuál será el futuro de nuestros hijos. De momento, cada día nos dejan más claro que de lo que se trata es de popularizar la FP dual, un camino que tiene muchas ventajas para ellos y muy pocas para los demás. Porque aquí lo que hay que analizar es cuál será a partir de ahora el campo de batalla de la sociedad, quién decidirá qué se puede y qué no se debe estudiar para convertirnos en súbditos útiles del nuevo sistema económico que ya empezamos a vislumbrar.

Descender el nivel de la Ebau no va contra sus hijos. Al revés. Es una exigencia mucho más decisiva que cualquiera de las naderías que se discuten en los plenos, aunque la actualidad y el  agitpro  produzcan otros inputs.