Puños de hierro en guantes de seda
El abismo que separa a la Junta y a la oposición volvió a ponerse de relieve en la sesión de control parlamentario celebrada ayer, en la que, eso sí, el constante intercambio de descalificaciones transcurrió en un tono sosegado exento de crispación. Frente a la estrategia opositora de meter el dedo en la llaga de los notorios desencuentros entre los dos socios de gobierno, el presidente de la Junta se afanó en proclamar «la normalidad y eficacia» como signo distintivo del Ejecutivo que comparten PP y Vox. Con esas palabras contestó al exvicepresidente y único procurador de Ciudadanos, Francisco Igea, que requirió de Fernández Mañueco una valoración de los 50 primeros días del actual gobierno autonómico. Igea realizó un demoledor balance de estas primeras semanas cargando especialmente las tintas contra el vicepresidente García-Gallardo y los tres consejeros de Vox, algo que el presidente calificó como una «homilia». «A usted lo que le molesta es que no está y nadie le echa de menos», concluyó Mañueco.
Previamente, el socialista Luis Tudanca acusó al presidente de haber mantenido una absoluta «pasividad» ante la crisis desatada en el grupo Siro. «Usted no ha movido un dedo porque estaba a otras cosas», afirmó al tiempo que le reprochaba haber dejado la política laboral «en manos de la extrema derecha». Mañueco aseguró que la Junta había estado trabajando «con discreción» y contraatacó acusando a Tudanca de «aprovechar el drama de Siro para atacar a la Junta». «Soria, ya!», que por primera vez preguntaba directamente al presidente suscitó el problema de la despoblación, «¿Como vamos a obtener resultados distintos si seguimos haciendo lo mismo», se preguntó su portavoz, Angel Ceña, quién, además de lamentar la inexistencia de una estrategia propia, puso en duda la «sensibilidad» del gobierno de la comunidad sobre el problema. A propósito de ello Mañueco defendió un tratamiento global del problema que evite lo que llamó «insolidaridad entre las provincias», asociando este concepto a las cesiones del gobierno Sánchez a los nacionalistas.
Pero si alguien se prodigó en los ataques al gobierno «socialcomunista» de Sánchez ese fue el consejero de Industria y Trabajo, Mariano Veganzones, quien, lejos de felicitarse por la reducción del desempleo, señaló que el paro en España sigue siendo muy preocupante comparando su tasa con la existente en Hungria y Polonia. Abundando en la línea de Vox, Veganzones corresponsabilizó a las propias Autonomías del paro estructural y acabó refiriéndose al gobierno socialista con la expresión «Sánchez y sus secuaces». Y no fue ningún calentón verbal, ya que el consejero llevaba escritas tanto su respuesta como la posterior contrarréplica. Nada que ver con la mesura del consejero de Agricultura, Gerardo Dueñas, también de Vox, al que le tocó defender el polémico «indulto» atribuido al vicepresidente en las explotaciones leonesas afectadas por algún caso de tuberculosis bovina. «Con la Sanidad animal no se juega», le recordó el socialista Cepa, quién advirtió del riesgo de que dicha laxitud termine perjudicando las exportaciones de vacuno. Santos Reyero cedió ayer el protagonismo a sus compañeros de grupo, uno de los cuales, Alicia Gallego arrancó a la consejera de Movilidad y Transportes el compromiso de apoyar ante Renfe la declaración que permita a la Junta bonificar en un 25 por ciento el coste de los billetes en trenes que discurren por León y Zamora.