Jurado pedito

No pasa el tiempo, huye; sólo la memoria intenta impedirlo y lo pone peor. Viendo ya este año la quincuagésima-cuarta edición de la Semana Internacional de la Trucha, recordé que hace 50 años años formé parte del jurado del concurso gastronómico de esa cita, ¡medio siglo, madresanta!... Era finales de mayo y hacía una caló desproporcionada como la que ahora se achaca sin más al cambio climático. El jurado lo formaba el vasco Jose María Busca Isusi (bromatólogo, escritor, crítico gastronómico y autor del primer recetario para cocinar a presión que fue junto al «Picadillo» de Puga y Parga mi evangelio entre cazuelas), Maruja Callaved (presentadora que dirigió el primer programa de la televisión española dedicado a la cocina, «Vamos a la mesa», ganadora de un premio Ondas y Antena de Oro), Álvaro Linares Rivas (entrañable colega y caballero representando al diario Proa) y el que suscribe (por el Diario de León, sólo esta razón y no pericia culinaria me llevó allí). En uno de los salones del Hostal de San Marcos nos esperaban 52 platos a deliberación. El truco era que entre plato y plato debíamos comer un trocito de queso con un trago de vino blanco helado en cubitera para desalojar de la boca los ecos del plato anterior; y como el calor pedía trago largo, imaginará el lector que al final el jurado iba ya algo pedito, pero exultante. Y después, comida precedida de aperitivo ¡con wisky escocés!, entonces moda de ricos y, junto a los vinos del almuerzo, la sobremesa consagró una simpática cogorcilla con la Callaved empeñada en hacerme una entrevista para la tele viéndome pasión por la caña; y fue la cosa junto al río, en Carrizo, empeñada ella en poner su silla plegable en mitad del río en una rasera; su sapada al agua estaba anunciada, pero las risas se multiplicaban, íbamos guapos. La cena-degustación de aquel día culminó lo memorable y la mesa del jurado hasta me disculpó fumar entre plato y plato ante la lentitud en servir (entonces se fumaba en todo sitio, ya fuera audiencia o quirófano; y alguno, hasta en la iglesia, como el cura del Mercado).