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Martín Benavides, el alumno leonés con la nota media más alta en la Ebau, estudiará Periodismo y Comunicación Audiovisual. Eso es estudiar y no lo de los lumbreras de «con la ayuda del vecino, mi padre mató un cochino», en reciente concurso en el Ayuntamiento. Quiere trabajar en la radio. Suerte. Esta profesión necesita inteligentes y le sobran listillos. Permíteme, Martín, unos consejos que no me has pedido. Aunque soy periodista por título, mi territorio es desde hace años la columna. Diferencia siempre información de opinión, hermanas pero no gemelas. Fórmate con solidez. El periodismo aún tiene misiones importantes que llevar a cabo, entre ellas curarse las heridas que nosotros mismos nos hemos infligido. También tú tendrás el deber de mejorarlo. Sé amable, actitud compatible con el rigor. Reconoce los errores, pero sin fustigarte excesivamente con el látigo. Todos hemos llamado Fernández a un Hernández. Lo importante es acertar en lo esencial. Habla de usted a quien corresponda y sé empático con el sufrimiento, lo que para ti muere en el día puede no morir tan rápido para los afectados. Seas periodista radiofónico, ingeniero o el fisioterapeuta de Jennifer López tendrás días buenos y no tan buenos. Lo importante es no avergonzarte de aquello en lo que te has convertido. Todo lo demás, es negociable. El amor y la amistad ayudan a relativizar, los éxitos y los fracasos. Educa tu voz, pero no creas que todo se reduce a tener una buena dicción, por importante que sea. El corazón también habla.

No te creas eso del «periodista de raza», tan repetido por algunos narcisos en las tertulias. Todo es mucho más sencillo y más difícil: no podrás ser buen profesional sin ser buena persona. No admires al dispuesto a vender a su madre por una exclusiva, él ya se ha vendido antes a sí mismo. Investigar no es comprarle información a Villarejo.

Y si me aceptas un último consejo, que tampoco me has pedido, y que resume todo lo antes mencionado: recuerda siempre que ética no lleva hache, aunque lo diga el manual de los listillos. Nunca seas analfabeto emocional, aunque abunden. Pero de momento te quedan unos años para formarte y disfrutar. Todo es origen. Y el tuyo como periodista empezó ya ayer.