Vuelve Lutero
Cuando llegue septiembre... todo serán nervios en el Vaticano porque en octubre finalizará allí el Camino Sinodal emprendido hace tres años con la confluencia de laicos y jerarquías buscando cambios urgentes para que el armazón esclesial no cruja viéndose que la fe y la unidad son lo primero que salta por la ventana cuando el dinero o la corrupción entran por la puerta de la Iglesia. Lo de Roma locuta, causa finita ya no lo aceptan tan fácilmente en Alemania. ¿Hablando Roma se acabó lo que se daba? Esto no le valió a Lutero hace quinientos años y no le vale hoy a su país, el de las cabezas teológicas más cuadradas, brillantes y hasta cismáticas. Y es que el cisma sobrevuela no sólo allí. Las bases católicas de medio mundo siembran vientos con ganas de tempestad.
El presidente de la conferencia episcopal alemana hizo pública su irritación por las palabras del papa Francisco diciéndole «ya hay una muy buena iglesia evangélica (protestante) en Alemania; no necesitamos dos». Pero el sínodo alemán, compuesto a medias por eclesiásticos y laicos, tiene bien claras algunas cosas: 1, debe cambiarse la relación de poder en la Iglesia, como en el nombramiento de obispos (al principio del cristianismo los elegía la asamblea de fieles) y participar los laicos en las decisiones episcopales... 2, debe reconocerse la homosexualidad y no negarle la ordenación sacerdotal ni considerarse pecado... 3, debe otorgarse un papel relevante a la mujer, incluida su ordenación como sacerdotisa (sacerdota suena feo)... 4, debe revisarse y enmendarse la moral sexual católica... 5, deben bendecirse las uniones de los lgtbi , ya que no su matrimonio... 6, debe devolverse la comunión a los divorciados... Crudo lo tiene el Vaticano, que deberá oponerse a lo mayor de esta avalancha. Y aquí es donde Lutero s’esgüeva en su tumba; le están invocando. No es factible que se logre mayor entendimiento y al poder de Roma le saldrán fronteras con las autonomías exigidas quebrando su catolicidad (universalidad). Aquello de que «aquí se armará la de Dios es Cristo» no será sólo retórico.