... y lo que es
Estábamos ayer en Lastres, el pueblo con todas sus calles en cuestecita encabronada mordiendo las pantorrillas como un perro, agosto del 68, y andábamos por el puerto o por las rocas perceberas o por la playa o por donde la alta iglesia con su gran jardín y bolera o en la campa aún más alta de la ermita de san Roque que se embarulla de gentes y músicas el día de su fiesta patronal, la de ese santo francés de Montpelier, el 16, san Rocco lo llaman en Italia. Y recordábamos a mi condiscípulo Bañugues enseñándome a pescar marineramente en aquel puerto de flota pesquera abigarrada y abrigada por un alto dique que muchas veces salta el mar si se encabrita. Cada madrugón que nos dimos pescábamos un caldero de panchitos con sólo varal pobre, sedal y calamar en el anzuelo. Y un día de fortuna, en el puntal del espigón, cayeron dos buenos sargos que allí llaman chopas (perdón, chopes, sujétese el asturllingüista). Ya después estaba yo cada verano recetándome unos días en Lastres no negociables, ahora con cañas de carrete y ampliando objetivos: las chopas, lo primero, y fanecas, lurdos, maragotas, salmonetes, chicharros, lirios, alguna breca, cabras... sin salir del puerto; y en el pedrero de la playa, lubinas pequeñas que llamen furagañes, alguna raya, más salmonetes, julias, lenguados... ampliándose el botín en las rocas con lapas o llámpares (ideales en crudo para las resacas), bígaros, mejillones... y quisquillas en las charqueras, el cebo ideal. De todo aquello no queda hoy ni un diez por ciento. Apenas si se ve un chopín mordisqueando los muros del dique, ni asomam los marallos de panchitos, ni salen pulpos, calamares pocos, sólo el despreciado muil campa en número. Hoy es mar esquilmado. Todo lo explica un vistazo al puerto, casi todo pantalán deportivo. Sólo cuatro lanchas guardan la ley y el afán que un día permitió tres industrias conserveras en el pueblo. Esto es lo que es. Y lo que fue es maldita nostalgia. Y desde la fama que dio a Lastres la serie de un tal doctor Mateo, encareciose hasta el mirar. Aún así, el sitio seguirá con su guapura guapa a sobrar. Ye cromu.