Llega, por fin, la hora del PSOE
Una de las críticas más frecuentes dirigidas a Pedro Sánchez es la de que no escucha. Que legisla sin atender a lo que dicen los afectados por sus medidas: hosteleros, restauradores, comerciantes, industriales, se quejan de que, como ocurrió con el reciente decreto sobre ahorro energético, no se les tiene en cuenta. Parece que el presidente y secretario general del PSOE, azuzado sin duda por el ejemplo ‘escuchador’ de Yolanda Díaz, ha percibido al fin que su personalidad se percibe como lejana. Así que, de la mano de ‘su’ partido, que parece renacer de sus cenizas, se va a lanzar a reconquistar la calle. Falta ver si el mero ‘marketing’ político, unido al brillo de los fastos en el exterior -la gira latinoamericana del presidente ha sido un éxito, sin duda-, basta para renacer en las encuestas.
Hasta ahora, la labor de partido se ha quedado en La Moncloa: desde el atril del Consejo de Ministros, la ministra portavoz lanzaba sus ataques contra el PP, mientras la sede de Ferraz languidecía. Eran los tiempos, dicen en esa sede, de Adriana Lastra, cuya falta de competencia, además de sus peleas con el ‘número tres’, Santos Cerdán, dejaron a la formación, fundada por Pablo Iglesias Posse el 2 de mayo de 1879, en una casi total inoperancia. Ahora, con Lastra lejos de la política, ministras como María Jesús Montero y Pilar Alegría, bien conectadas con el inquilino de La Moncloa, han tomado el timón del PSOE, que sigue, así, ligado estrechamente al Gobierno, pero rectificando sobre los errores orgánicos del 40 congreso del partido, celebrado en Valencia el pasado mes de octubre.
Ese 40 congreso sirvió, al menos, para ‘recuperar’ la cercanía con Felipe González, muy irritado con la trayectoria hasta entonces de Pedro Sánchez, el hombre que llegó al poder por caminos inéditos, inverosímiles. Y ahora, aprovechando el 40 aniversario (28 de octubre 1982) de la victoria electoral del primer Gobierno socialista de González, que es el único gran referente que queda del ‘espíritu del 78’, Sánchez planifica contactos ‘con la calle’, de la que tan ausente ha estado hasta ahora. De hecho, el PSOE anunciará este lunes -aunque ya lo está haciendo ‘off the record’ a bombo y platillo_ su campaña ‘el Gobierno de la gente’, con visitas a casi todas las provincias españolas, presentaciones de candidatos municipales y autonómicos y difusión de ‘proyectos sociales’ que quizá difuminen algo -algo_ el «dolor» que muchas familias padecerán este otoño de inflación y restricciones energéticas. Hay muchas preguntas que hacerse ante esta campaña que, al menos, significa una asunción de carencias que eran, son, evidentes. ¿Está el PSOE, como formación política, preparado para recuperar la calle tras tanto tiempo de ‘ausencia’? Sánchez, es verdad, sí ha recuperado al menos a los dos personajes que le ayudaron en la escalada del poder, y a los que perdió al ser defenestrado de Ferraz en 2016: Oscar López y Antonio Hernando, dos militantes veteranos con indudable capacidad de ‘auto diagnosticarse’ con cierta lucidez. Nada que ver con las fantasías de Iván Redondo, cuya memoria está casi vetada en Moncloa.
Pero ¿sirve el equipo monclovita, con Félix Bolaños a veces de timonel, para convertir en simpático a un personaje sin duda arrogante -siempre ha sido favorecido por la diosa Fortuna, y eso no ayuda a que la gente empatice con el afortunado- como Pedro Sánchez? Y menos aún cuando existe la sospecha de que personajes ajenos al organigrama de la Presidencia se mueven demasiado, en la oscuridad, por los despachos monclovitas, en un trajín de influencias que gusta poco en el propio PSOE y en el propio Gobierno.
La que viene, ya mismo, va a ser una pelea bipartidista, con la interesante incógnita de Yolanda Díaz, que, nótese, extrema su prudencia hasta el punto de no unirse a la campaña de otros colegas en el Consejo de Ministros de ataques al Partido Popular y a su presidente, Núñez Feijóo (que, por cierto, también prepara su propia campaña de ‘escuchas’ en la calle, arrancando en el acto de este sábado en Cotobade). En las ‘dos Españas’ existen muchos millones de voces, demasiados lamentos, bastante descontento y una falta total de entendimiento entre las dos principales formaciones, que se acusan mutuamente de estar ‘comunicando’ a la hora de atender las llamadas del otro. Así que cabe preguntarse si esa ‘clase política’ será capaz de escuchar al ciudadano ‘mondo y lirondo’ cuando no son capaces de escucharse entre ellos ni aunque sea para beneficio de la colectividad.