Tiritad, tiritad

Tiritad, tiritad, malditos (película rusa para este otoño)... Tiritad, tiritad, infieles (receta argelina para el invierno)... Tiritad, tiritad, infelices (baile europeo para una primavera de depósitos vacíos)... y así la Tiritera Tarantela estará en el top de los remedios rítmicos contra el frío al ser la respuesta automática del cuerpo que, ante la friura que se cuela hasta los huesos, provoca temblores incontrolados que buscan calentar el músculo... después viene el darle repetidos zapatazos al suelo para desentumecer los pies y el ahorro energético estará servido... ¿quién dijo miedo habiendo tiriteras?... los pobres se quejarán de vicio.

Volveré a cocinar con leña , decía en la tele ayer un hostelero desesperado e incapaz de afrontar las facturas de luz o gas, pero se le esfumó la alternativa al mirar por su ventana y ver que sus montes son hoy sólo ceniza tras el incendio que hace un mes devoró todo árbol incluido su tocón.  ¿Y el carbón?  En él piensa quien no desmontó la «cocina bilbaína» o «económica», pero con las minas cerradas (y ahora añoradas) sólo le resta rebuscar lo poco útil que quede en las escombreras que aún insultan en estos paisajes tras la descabornización, pero no es plan si hay que gastar gasolina para llegar hasta ellas. El  brasero , el  infernillo  o la  estufa salamandra  también serán mentados en vano mientras la emergencia energética mundial está lanzando a todo gobierno y tele a pintar horizontes sombríos con aguafuertes de desastre echando a galopar al miedo que, mire usted por dónde, también provoca tiriteras haciendo de los dientes castañuelas (¿impondrán un impuesto al tiritar?) Y nos reíamos hace treinta años cuando un alpinista asturiano nos decía que su abuelo repetía cada año en el brindis de Nochevieja sólo un lacónico y enigmático deseo,  ¡Gas y electricidad! , que nos sonó a exotismo anacrónico, aunque visto desde hoy, ¿no era todo un profeta? Si en la despedida del 2021 hubiéramos brindado en alto con un ¡gas y electricidad!, quizá algún dios que no esté sordo habría atendido este deseo ya carísimo o imposible.