Editorial | La lenta muerte por inanición de Feve
El servicio de Feve en León cumple esta semana una efeméride que nadie quiere celebrar. Once años han pasado desde que se fue de la ciudad el último convoy en dirección al Torío. Desde entonces el declive de la línea vertebradora del servicio de transporte para la montaña leonesa ha sido imparable. Si creyéramos en las conspiraciones, podríamos estar ante un plan perfectamente trazado para acabar con la línea de forma paulatina, sin demasiado ruido, una muerte silenciosa por inanición y abandono. Desde 2011, el servicio ha perdido más del 60 por ciento de sus usuarios gracias al ninguneo que ha soportado la línea ante la falta de inversiones y de expectativas. A mayores, el Gobierno central mantien en el limbo en Real Decreto sobre la circulación en tramos con características tranviarias en la Red Ferroviaria de Interés General. Sin inmutarse. Un año de espera sin saber si se ha movido siquiera un papel en el Consejo de Estado, paso previo para que la normativa pase al Consejo de Ministros. Y el bloqueo para la entrada de los trenes tranvía hasta la estación de Padre Isla sigue sumando años.