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La segunda peor carretera de León entra todos los años de elecciones en la lista roja de intervención urgente; o sea, que está a punto de reproducirse el milagro, como la sangre de san Genaro, y volver a licuar en cualquier canutazo, prueba del compromiso inquebrantable de la Junta con «esta tierra», que dice el opositor de Burgos. La segunda peor carretera de León tiene tramos escoltados por árboles de dibujos animados o de la red secundaria del Limoges, que arman túneles a base de ramaje del mismo calibre el tronco; el tronco, que invade la calzada y obliga a maniobrar, en un canto idílico a la seguridad vial y otra burla chamullera del apoyo a la gente que resiste entre coches oficiales, osos, jabalíes, lobos, venados y conejos. El 14 de septiembre de 2020, al ocaso, se abrieron los cielos y se cerró el firmamento, y una tormenta apocalíptica descargó rayos y centellas, además de arrastrar ramas, misiles rusos hipersónicos sobre esa carretera, paradigma de lo que significa la administración autonómica en León. Nadie acudió al rescate de los coches atrapados y dañados por los árboles del parque temático de la ruralidad; ni se hicieron cargo de los daños materiales. Hasta que dos años después, el 14 de septiembre de 2022, llegó el comando de conservación, que tiene como logotipo el mapa político de la autonomía que nació del parto con torsión del 81. Cuarenta años después, no hay detalles de cuántas empresas con el logotipo con el mapa de León ganan los concursos (¿hay concursos?) de mantenimiento de las carreteras de Palencia, o de Soria. En la lentitud de reflejos de la señora administración con sus administrados aquí, florece la guerra cultural, la tunda cultural, que le atizan a León mientras parece que responden con desdén a los cincuenta mil votos a UPL. No es casualidad. La respuesta llega al tiempo que el Gobierno ha vuelto a meter en León a los asfaltadores de Valladolid, que se llevaron la pasta del Miner y dejaron las curvas con el peralte al revés. Y la capa de rodadura, a prueba de Monroe y de la primera helada por los Santos. Como en la LE-20, y en la A-6. Hay un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse, le espetó la premier escocesa al rey de la gran Bretaña. Estos otros, sólo abrazan; igual que los Soprano; y no sueltan. No van a soltar.