La guerra del agua no cala
Los regantes leoneses salieron el lunes a la calle para poner el grito, o más bien la bocina de sus más de 400 tractores, en el cielo en protesta por el traspaso —no trasvase— de la poca agua que queda en los embalses de Riaño y el Porma a Portugal, que la reclama para cubrir sus necesidades básicas, en este caso la generación eléctrica. Lo hace amparado por el Convenio de la Albufeira, suscrito en 1998 para precisamente gestionar correctamente los recursos hídricos de ambos países de las cuencas que comparten, como el Duero, el Tajo, el Mino-Sil o el Guadiana.
Los regantes consideran que ese agua es suya, que es la que han ahorrado con mucho esfuerzo todos estos meses de extrema sequía gracias a la optimización de sus recursos. Algo que ha sido posible por los miles de millones que han invertido en los últimos años para modernizar sus explotaciones y contar con los regadíos más modernos de Europa. Pues ni agradecidos ni pagados porque ese agua que no han gastado, incluso dejando ciclos de riego sin cubrir en vistas de no gastar los recursos, se va ahora Duero abajo a Portugal siguiendo así el ciclo natural que evite que este largo río que nace en Urbión y desemboca en Oporto sufra desequilibrios y se pongan el riesgo las necesidades socioeconómicas y ambientales a un lado y a otro de las cuencas.
De los 897 kilómetros que tiene el Duero, 572 transcurren en territorio español, 213 por tierras portuguesas (canal de navegación del Duero) y 112 gozan de carácter internacional, por lo que es difícil apoderarse de un agua que tienen que tener la libertad administrativa de moverse hacia aquellos puntos en la que sea reclamada.
Solo la lluvia puede frenar antes del día 30 que los regantes leoneses vean pasar delante de sus narices el agua a Portugal, solo la lluvia, porque los políticos no van a mover ni un dedo para evitarlo. Ni una sola respuesta, ni un acercamiento a un sector que pide ser escuchado, nada, los tres mil agricultores que el lunes dejaron todos sus quehaceres en el campo para manifestarse por «su agua» en León se fueron de vacío. Vamos, que sus reivindicaciones parece que no han calado suficiente. A ver con qué cara les van a pedir el voto el próximo mes de mayo.