Editorial | La inoperancia gobierna el desarrollo del polígono industrial de la capital
La gestión del polígono industrial de León, Onzonilla y Santovenia de la Valdoncina ha estado marcada tradicionalmente por la inoperancia del consorcio que forman los tres ayuntamientos, y que en teoría toma las necesarias medidas para el desarrollo de un suelo demandado por las empresas, pero que hace demasiados años vive en el limbo de la inacción. El consorcio formado por los tres municipios reconoce ahora su incapacidad para poner orden en la infraestructura industrial, y adjudica a una empresa (con un gasto de más de 65.000 euros) el encargo de regularizar la situación de parcelas que no han podido ponerse en el mercado, pese a la demanda existente.
En el verano de 2017 se aprobó el Plan Especial de Ordenación del polígono, que entre otras medidas organizaba y ampliaba el suelo disponible para ofertar nuevas parcelas, más adaptadas a las necesidades de los compradores. Alrededor de 100.000 metros cuadrados de los que más de la mitad siguen hoy sin regularizar (la mayor parte de Onzonilla y Santovenia, que no han cumplimentado los trámites de cesión).
Las empresas ya instaladas en el polígono, que arrastran décadas de denuncias por el abandono y la falta de servicios adecuados, han reclamado reiteradamente que las parcelas que se ‘vendieron’ políticamente en 2017 se oferten de forma efectiva a las industrias que buscan dónde instalarse cerca de la capital. La incapacidad de los gestores lo ha hecho imposible.
En estas condiciones, el polígono industrial de la capital sigue perdiendo activos en un momento de desembarco de inversiones que están fortaleciendo en tan cacareado nodo logístico leonés. La desidia no es sólo administrativa, sino también de iniciativa y decisión política. Las pocas parcelas que han conseguido salir a la venta tras el nuevo plan especial lo han hecho con unos precios muy poco competitivos entre la oferta de suelo industrial del resto de la provincia. Del polígono de Villadangos, sin ir más lejos, que cuenta además con el apoyo de la Junta en la rebaja del terreno para captar inversores.
Con estos mimbres, el histórico polígono tiene complicado su despegue económico. Quizá sea momento de exigir responsabilidades a quienes no son capaces de gestionar aquello que tienen encomendado.