Ni tocino
Al vecino... ni tocino. Y al enemigo... ni agua. Somos nietos de los refranes más inmisericordes y los reeditamos a placer muchos siglos después de inventarse ese «ni agua» con el cruento episodio en el que el hispanogodo Ruderico Gutiniz, de Eslonza, le bajó los sesos de un terronazo a Idriss Ben Avidas, mozárabe asentado en Escalada, por un «quítame allá esa reguera, que ese agua es mía».
Las guerras del agua son tan antiguas como el surco, inventado antes que la rueda. Y aunque las fuentes de las que nacen arroyos y ríos manan para todo el mundo, quienes viven junto a ellas propenden a creerse dueños de esa maravilla líquida que es el alma de toda vida. Así que desde antiguo ya se dieron los hombres leyes para atajar estos extremos y por doquier se alzaron tribunales de aguas, turnos de riego, síndicos, justicia vigilante... y una regla sagrada: que nadie se cague en el río del que han de beber los que vivan aguas abajo (díganselo a tantos de nuestros pueblos de montaña que aún no tienen a estas alturas un mínimo sistema de depuración de sus aguas residuales que acaban en los cauces aunque pregonen su condición de reserva de la biosfera). Y una otra guerra del agua tiene estos días sublevada a la agricultura leonesa porque hay que enviar a Portugal una cuota de desembalse que allí necesitan no para grifos o surcos, sino para turbinar kilovatios ahora que la luz vale más que el comer. El gobierno de Aznar suscribió en su día este acuerdo con nuestros vecinos y ahora ha de cumplirse. A joderse tocan. Pero esta batalla será episodio cuando dentro de nada apruebe el Gobierno una reducción del 40% del trasvase del Tajo a las vegas alicantinas, murcianas y almerienses donde la huerta es su promisión. Pueblos de Guadalajara aparecieron este fin de semana con una pancartona airada a su entrada: No al trasvase Tajo-Segura, como diciendo «aquí están las fuentes que hacemos nuestras» y viendo al vecino como enemigo también para poder negarle sin la menor piedad el agua además del tocino. ¿Y cuántas guerras vendrán donde lo árido ya repica?...