Diario de León

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Cada época se construye demoliendo la anterior. Como los papas de Roma sobre la ciudad imperial en el siglo XV. Miguel Ángel creó un trapecio perfecto en la plaza del Campidoglio para dar la espalda a la Roma de los césares. Molían el travertino día y noche para tener cal para levantar la Roma papal. Nada extraño si se tiene en cuenta que el mismo foro romano se construyó donde siguen sus imponentes restos tras drenar una laguna. Ahí empezó el desafío de Roma.

Las elecciones de Italia, con el triunfo de Giorgia Meloni, podría ser un transunto de esa exigencia de los nuevos tiempos de destruir lo que han heredado. La llegada al poder de un gobierno con la ultraderecha y posiciones fascistas se considera el punto y final de la época republicana construida en torno al antifascismo después de la II Guerra Mundial. Suecia, Holanda... la ultraderecha avanza. Se han roto las costuras del pacto posbélico que alentó el estado del bienestar.

Hace unos semanas, en plena campaña electoral, pasee por Roma y disfrute de su aroma a castañas asadas, antes de que llegara el otoño, de los deliciosos helados y del alegre caos sobre el que emergen las restos, más o menos esqueléticos de diferentes épocas. A pesar de todo el travertino que molieron los papas para mostrar su poder a Europa, mucho nos ha llegado de la Roma imperial y de la audacia romana que bebió en las fuentes de Grecia a través del pueblo etrusco. Cuerpos de piedra mutilados se me antojaron como desafíos al presente y a todas las épocas que arrasaron y reconvirtieron Roma en ciudad eterna.

Desde la plaza del Popolo recordé que María Zambrano había vivido muy cerca con sus gatos, precisamente huyendo del fascismo en España. Días después la aspirante a primera presidenta de Italia tomó la simbólica plaza romana con su padre político, Berlusconi, y el otro adalid de la alianza tramontana, Mateo Salvini.

Nada que celebrar porque una mujer como Meloni suba al poder, por muy romana, por muy madre y por muy mujer que se proclame a voz en grito. Y todo con una participación menguada sobre la ya exigua afluencia del electorado italiano a las urnas. A veces se benefician de las luchas de todas las que nunca moverían un dedo por otras. Es una lástima que en Italia las mujeres puedan tener como referente de su primera presidenta a alguien que desprecia al extranjero, que niega el derecho al aborto y que se ríe de las mujeres y del electorado con imágenes sexistas y machistas en la misma jornada electoral.

Lo maravilloso del caso es que las bolsas no se movieron ni conmovieron. No desplomes, ni gritos mediáticos.

Cuenta Javier Reverte en un 'Otoño romano' que cierta noche, ya viejo, encontraron a Miguel Ángel vagando por las ruinas de los foros. Le preguntaron qué hacía: "Busco la grandeza perdida... para reconstruirla"... Eso es lo que toca.

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