Diario de León

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Qué tal te fue en San Froilán, preguntáronle una vez a uno de Mieres al volver a casa tras asistir a esta fiesta en La Virgen del Camino a la que sólo faltó dos años en los últimos cincuenta porque esta romería fue de antiguo casi tan asturiana como leonesa... y contestoles que «entre pitus y flautes gasteme doscientus eurus», esperando completar el chiste si le preguntaban ¡¿y cómo fue esu?! pa podei respondeles ¡pues la mitá en pitus y la otra mitá en flautes!... aunque también podrían añadirle este año un ¿y no quedote na pa gaites, fíu?, tras leer a cierta prensa leonesa anunciando que « San Froilán ‘xunta’ por décimo año bandas de gaitas leonesas en torno a la plaza de la Catedral de León » y preguntarse cuálas son eses  gaites leoneses , ¿ye que haylas?, ¿y diferéncianse de las galegas y asturianas?... porque leonesas podrán ser las bandas, ¡pero las gaitas!... y si no son leonesas, ¿ónde pilláronlas?... cagon mi mantu, cánsase unu de tanta manía de apellidar leonés a todo lo que valga o desentierren regando así orgullitos patrios como quien siembra margaritas  por el camino verde  que va a la ermita de la Santa Identidad.

Cree el de Mieres que San Froilán peca de exaltación del ombligo folclorista y teatril y siempre procesionando, que ya es vicio, aquí bueyes... o pendones cobrando cada uno 150 euros por estar (y protestan, paréceles poco, y algunos inventados antier que hasta pagó la Diputación) o carros que se engalanan, ¿?, con atiborrada chamarilería y también subvencionados, que si no... carros que en nada se parecen a los de verdad que subían antaño a esta romería. Ahora son reinvento algo delirante, nunca antes se vio tal, aunque si hoy los hace así el pueblo, también es cultura popular. Y entre tanto, en un corrillo cafetil de paisanas en La Píjara Justilla se lamantaba ayer una mujer: ¡Ay, diosmío,  san Froilán encima y la niña desnuda !... Volvió la cara espantado: ¿es que sorprendieron al santo en paidofilias? Menos mal, era que no, era que la fiesta ya estaba encima y aún no le había comprado a su niña el vestidito que siempre estrena en esta  señalizada  fecha.

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