San Marcos y la ministra
Igual que los tomates, la inflación léxica no para de subir en una escalada con la que corremos el riesgo de entrar en la peligrosa recesión del pensamiento. La finalidad es que creamos que dicen algo diferente a lo que suelen, a lo que solían, a lo que anunciaron en la última ocasión. Para lograr que comulguemos con ruedas de molino, sus artimañas son siempre las mismas: hablar mucho y decir lo menos posible.
Pero ¡ay! el problema surge cuando el que te escucha sabe discernir el querer ser del querer decir, que casi nunca son los mismo. Eso lo manejan muy bien los franceses, que diferencian entre la voluntad de expresar algo y la de maquillarlo, pero no tanto los españoles.
Así que la ministra de Industria, Comercio y Turismo se bajó ayer hasta Villadangos para anunciar que los presupuestos dejan en bragas la segunda fase del Parador de San Marcos. No era su voluntad, pero la inflación de las palabras de la que hablaba antes le llevó a expresarlo en toda su crudeza.
Reyes Maroto habló tanto que al final se vieron las costuras de sus impulsos cerebrales y se puso a hablar de rehabilitación y un proyecto cultural y que hay dos millones reservados, pero que son para otro proyecto, no el relacionado con la segunda fase comprometida, y que se creará un grupo de trabajo para ver la mejor opción... ¿Recuerdan la mesa por León? También era un grupo de trabajo en el que de lo que se trataba era de trabajar todo lo posible por no avanzar en absoluto.
Y, de repente, vino lo mejor, una espiral en el abuso de oferta como nunca habíamos podido imaginar... y entonces Maroto pronunció la frase definitiva: «Hay que definir el contenido nuevo que queremos darle a esa segunda ampliación para sumarlo a los recursos alojativos y de restauración que ya tiene (León)». Como si ese contenido no se hubiera ya realizado, ahora parece que de lo que se trata es de hacer lo posible para repartir el pastel turístico y no tanto de cumplir con lo prometido.
Dice un amigo que el PSOE hizo ayer un pan con unas tortas...