Diario de León

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N o soy muy partidario de que haya que decirle a la gente cómo no debe machacarse las rodillas corriendo. Ni malearse el hombro y los riñones debajo de un paso semanasantero. O quemarse los pulmones a golpe de humo, ganarse un problema de piel bajo el sol o de buscar un guinnes en registros de análisis sanitarios a base de excesos en las mesas o en las barras.

Desconfío de los que siempre tienen recetas para todo. Así, en general. Del afán fiscalizador de conductas ajenas. Y de manera especial de quienes se muestran intolerantes hacia los que optan por recrear aquel viejo eslogan del «Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver». (Frase, al parecer, también víctima de tanta leyenda urbana: la dice Humphrey Bogart en Llamad a cualquier puerta y no James Dean, que sí la hizo buena, pero no la pronunció).

A lo que iba. Me parecen muy bien todo tipo de aficiones, siempre que mantengan un mínimo de respeto al entorno, al resto de ciudadanos y, por qué no, a todas y cada una de las previsiones del Código Civil y del Penal. Apoyo, e incluso envidio sin rubor, a los que emplean su tiempo libre para algo más que mirar el móvil malsentados en el sillón. En ocasiones, además, no son los responsables aunque lo acaben pagando. El hartazgo de la ciudadanía, especialmente en barrios como Eras de Renueva, hacia las aficiones ajenas parece entendible. El que acude a la actividad es teledirigido por quien elige el emplazamiento. La última racha es para pensárselo. Tras casi un mes de conflicto de tráfico al arrebatar a la ciudad un bien tan preciado como es el aparcamiento de la Junta por un negocio privado cabaretero —sin que nadie diga nada, ni siquiera el mundo feminista—, llegaron la fiesta de la Guardia Civil, la carrera de los 10 Kilómetros, la Iberian Classic Raid... un sinfín de cortes de tráfico. Eso, en uno de los pocos barrios que conserva un cierto dinamismo juvenil, que incluye el uso del coche los domingos para ir a visitar a la abuela al pueblo, para llevar a los hijos a partidos o para disfrutar del ocio conviviendo con la naturaleza. Hay quien incluso aún tiene que ir a trabajar...

En una ciudad como León hay muchos lugares para repartir los eventos. El aparcamiento ‘de los pendones’ es cada vez más un espacio multiusos que priva a la ciudad de un elemento clave, tanto para los ciudadanos como para los visitantes. Y que debe restar tráfico al centro...

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