Que malgasten, sí
No le parece mal a nuestro corrillo que haya ricos dándose lujos obscenos o despilfarrando o malgastando y ojalá dilapidando. No. Claro que es insultante ver esa altanera ostentación en tiempos tan apurados como estos, pero si su dinero fuera cobarde como todos los demás dineros, estaría en una cripta bancaria o buscando orgasmos en Wall Street y no gastándose por ahí a tontas y a locas (la mitad en tontas y la otra en locas), gracias a lo cual ese dinero no cría moho y alimenta trescientos empleos en astilleros de yates o mil en restaurantes, por poner sólo dos casos de lo que riegan esas derramas. Si el dinero no va de mano en mano, ¿de qué sirve? Para reactivar una economía se necesitan malgastadores y jalear a los despilfarradores, especialmente ahora que le pintan bastos a toquisque y sólo oros a los de siempre; y concédales el Estado algún incentivo fiscal para que no aflojen. Que corra ese dinero. Y no todo será feo invierno y recesión.
Con la floración de millonarios crece hoy también el número de nuevos ricos empeñados en parecerlo o de excéntricos, paletos, caprichosos y extravagantes. Trabájese ese sector incitándoles a cumplir sueños secretos o infantiles, que empiecen a fundir su capital, y será el único modo de que algo de ese dinero vuelva a la carne de cañón de la que salió. Ahora bien, ese alegre malgastar le está totalmente prohibido al Gobierno aunque le invitan a ello los préstamos de alivio que le adelantó Bruselas, al ser muy de temer que en más de dos casos saltarán a la vista globos, burbujas, despilfarros o destinos sospechosos, ya que c’est ça la politiqu e, dijo Macron, y así es la política, dirá Sánchez. Y un dato para reflexionar: Brasil, Rusia, India y China (hay seis millones de millonarios chinos) copan la mitad de los 214 nuevos multi millonarios de la lista Forbes; y de ellos, más de cien se forraron por entrar en empresas o contratas públicas confirmando que el Estado sigue siendo la gran ubre, algo que no ocurriría sin la concurrencia de funcionarios diestros y políticos siniestros. Y de esto también sabemos aquí.