Editorial | Argumentos para la mejor defensa de la Facultad de Medicina
La Universidad de León trabaja ya en los argumentos que reunirá la memoria con la que defenderá la solicitud oficial de la Facultad de Medicina a la que la institución aspira desde hace dos décadas. No se puede perder tiempo, porque mientras el discurso político se enreda en guiones repetidos desde hace años otros campus, como el de Burgos, suman respaldos para optar a la misma carrera; y Valladolid y Salamanca se enrocan en la defensa de la formación que ya imparten en este campo, para la que reclaman más recursos, en lugar de abrir nuevos centros formativos. Vegazana tiene a su favor muchos argumentos, y la fortaleza y carácter pionero de sus numerosos grados en ciencias de la salud es uno de los más contundentes.
En el aire está siempre el discurso, nada desdeñable, de la imprescindible excelencia en la formación que se oferte. Ahí el empeño de la ULE tendrá que redoblarse, porque habrá de justificar con qué catedráticos de prestigio cuenta para dar cuerpo a una titulación en medicina que resulte no sólo competitiva con otros campus, sino solvente de cara a los profesionales que ponga en el mercado.
Mientras, el Estado en su conjunto debe definir de una vez qué modelo de universidades quiere. Lo que no es de recibo es que siete de las ocho provincias andaluzas cuenten ya con su facultad de Medicina, dos de ellas de reciente creación, mientras a León se le cercena una y otra vez desde la Junta el derecho a aspirar a una carrera que, aunque es cierto que no salvará las necesidades urgentes del sistema sanitario a corto plazo, puede convertirse en un pilar fundamental del polo de biosanidad en el que la ciudad es puntera. No sólo desde el punto de vista académico sino también industrial, y de atracción de capital inversor extranjero.
El reto para el equipo que dirige Juan Francisco García Marín no es fácil. Organizar una facultad de Medicina exige volcarse en contar con maestros excelentes para formar médicos excelentes. A su favor cuenta no sólo con el binomio contundente de la tradición y la modernidad de la Universidad leonesa en materia de salud, sino con el deseo de miles de estudiantes de formarse aquí como médicos. El embrión del capital humano espera. Con las necesidades actuales, no tiene sentido desdeñarlo.