Avisos de catástrofe
El Ministerio del Interior ha empezado a remitir a través de los móviles aviso de catástrofe. Se trata solo de una prueba. Una iniciativa loable, para no añadir caos al caos. El mensaje entrará con sintonía estridente, para que no puedas desatenderlo porque creas que son los pelmas de tu grupo de WhatsApp. Pues que no suene a ritmo de Cabalgata de las valkirias, que nos quedamos en el sitio del susto. La noticia no especifica si se trata de catástrofes naturales o provocadas. Supongo que el Gobierno ya llevaba tiempo trabajando en el programa, pero uno no puede evitar relacionarlo con la situación actual de peligro nuclear. Nunca he percibido tantos motivos para ponernos en lo peor. Es Putin, pero no solo él. ¿Estamos viviendo el declive definitivo de la cultura humanista? Un anuncio nos vende las maravillas de un mundo virtual y mi instinto me manda un mensaje de aviso de catástrofe. Mal futuro, un anillo para conquistarnos a todos. Leo que según la ONU «ya solo un cambio radical puede evitar la debacle climática». Y mi instinto sigue mandándome avisos de catástrofe. En nuestra política autonómica, tampoco vivimos una edad de oro. VOX está provocando situaciones de violencia verbal, que ni tan siquiera surgen de la defensa acalorada de ideas sino de zafia prepotencia. Y, de nuevo, mi instinto me manda avisos de catástrofe. Rusia aprobó ayer una ley que prohíbe cualquier apoyo a homosexuales, lesbianas y transexuales. El gigante ruso quiere erradicar todo lo que considera decadencia occidental. Aquí, los admiradores de la mano dura lo aplaudirán. El mal es contagioso y se extiende.
No tengo gran interés en llegar a centenario, pero tampoco quisiera irme dejando atrás un mundo de horror, zombis y felicidad virtual. A lo largo de la Historia siempre han sido unos pocos quienes han convertido en un infierno la vida de muchos.
Pero también me llegan otros avisos. Hoy, en el Hotel Conde Luna, tendrá lugar una cena subasta en la que 30 artistas han donado obras a favor de la Fundación Leonesa Proneurociencias, reunidos por Cosamalón. Mientras quede fraternidad hay esperanza. Esta ayuda a no sucumbir al desánimo, pese a que todo parezca estar avisándonos de una catástrofe próxima o futura.