Editorial | En Astorga se está multando con ‘gorrillas’

La dejadez en algunas instituciones alcanza niveles inimaginables. El presente mandato en el Ayuntamiento de Astorga amenaza con pasar a la historia como el del ridículo. Si tiene pendiente en el juzgado un asunto tan injustificable como el accidente ‘fantasma’ que presuntamente protagonizó un componente del equipo de gobierno municipal, ahora se desvela que lleva un año permitiendo en sus calles el cobro por aparcar y la tramitación de sanciones sin cobertura legal. El contrato de la ORA caducó en septiembre de 2021. Hace ya trece meses. Y desde entonces se facilitado algo así como un ‘servicio de gorrillas’ que recaudan dinero a los vecinos y a los visitantes de la ciudad sin tener ningún tipo de autorización. Es el reino de la sinrazón. Del caos. De una gestión marcada por unos niveles de ineficacia pocas veces vistos. El hecho de que el alcalde Juan José Alonso Perandones admita que desconocía la situación real del servicio prueba esa dejadez. Y que alegue que ocurre en otros municipios supone un auténtico insulto porque recurre al viejo tópico de intentar encubrir las vergüenzas propias sembrando la ‘tinta del calamar’.