La casa de Victoriano González
León, junio de 1911. Arsenio Alonso Ibáñez proyecta esta Casa para Victoriano González Vega, empresario minero, en un solar de esquina en la prolongación de la calle Fajeros (ahora San Agustín) c/v a Sierra Pambley (hoy Alcázar de Toledo).
Ideó un «palacete» con sótano y dos plantas: la baja para oficinas y la alta para vivienda, ambas con exquisita decoración de época; dos fachadas a la calle y galería porticada abierta a un jardín cerrado por alta tapia entre parras e insólitas palmeras.
Dispuso el acceso principal por San Agustín, portales alicatados y dos escaleras: una sobre la entrada lateral, y otra al fondo con «ábside» curvo al jardín. Alzado principal simétrico, frente axial de ladrillo, portada en doble arco de herradura, el exterior polilobulado con guardapolvo y jambas retraídas, puerta de tablas con bellos herrajes y montante en lazo de seis; encima un mirador de madera, motivos islámicos y bandas de mosaicos policromados con lacería, cubierto por pequeñas tejas vidriadas bajo torrecilla, arco tríforo y alfiz con los mismos azulejos en lazo de dieciséis.
A ambos lados, paños enfoscados entre pilastras de ladrillo e imposta dentellada que abren vanos superpuestos: el de abajo en arco aquillado sobre salmeres dibujados, peto de esquinillas y pretil de forja, y arriba un balcón con estrella de ocho en su antepecho forjado, arco de herradura y alfiz azulejado. En la fachada lateral, también enfoscada, cinco columnas verticales con los mismos huecos enmarcados, aquí sin balcones, y una portada aquillada bajo esbelto hueco bíforo, repisa de esquinillas, coloristas vidrieras, celosías de lazo, doble arco morisco y alfiz común.
Todo protegido por atractivos aleros de madera… Indiferente al Neomudejar, el gran Arsenio Alonso, apostaba aquí por un tardío Historicismo Arabizante o Neomusulmán, ciertamente romántico y sin duda pintoresco, de innegable carácter epidérmico y ornamental... tal vez por expreso deseo del propietario que, hastiado de la vida provinciana, trataba de «singularizarse» reviviendo lejanos y exóticos «paraísos prohibidos»... En 1917, Manuel de Cárdenas levantó el edificio contiguo con el mismo lenguaje… Pero eso es otra historia…