Editorial | Unicaja, obligada a dar la cara y facilidades

La gestión de Unicaja, una pequeña caja que poco a poco ha ido devorando otras entidades de un tamaño notablemente mayor, genera abundantes dudas. En el caso de la provincia de León, su desembarco ha sido demoledor, con un abandono del mundo rural al acabar con la extensa red de sucursales que había heredado de Caja España. Pero en ese maltrato a los clientes, ahora la Justicia le está dando una continuada retahíla de varapalos por los problemas de seguridad que tuvo en la red durante el proceso de fusión con Liberbank. En aquel momento, un elevado número de clientes sufrieron ciberestafas derivadas de lo que se apunta como falta de diligencia por parte de la entidad que tiene su sede en Málaga. En el caso de León, empiezan a conocerse las primeras denuncias sobre este problema que restó a las cuentas de los ciudadanos cantidades que van desde los 200 a los 30.000 euros. Los tribunales parece que lo tienen claro.