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Se llamaba Santiago de Castro, regentaba el Bar Moderno en una de las esquinas de la plaza de Lazúrtegui de Ponferrada, y en el año 1964, cuando el dueño del inmueble de una sola planta promovió su desalojo para derribarlo y vender el solar a un promotor, remitió al Ayuntamiento un voluminoso informe para demostrar que si el motivo de su desahucio era la falta de vivienda, toda la zona estaba plagada de lugares mejores donde construir edificios de varias alturas.

Fue una lucha desigual y De Castro la perdió, porque nada podía entonces (ni ahora) frenar la especulación inmobiliaria. Derribaron el Bar Moderno. Levantaron una construcción de pisos tan alta como el Edificio Uría que tenía en frente. Y con el tiempo le ocurrió lo mismo al resto de bares y de cafeterías con terrazas que ocupaban las aceras de aquella plaza de Lazúrtegui donde todavía sobresalía el perfil del Teatro Edesa.

Al final, incluso el Edesa cayó bajo la piqueta y desapareció un lugar que marcaba la vida cultural de la ciudad junto a otras salas que tampoco resistieron el paso del tiempo como los cines Morán y Adriano, o como el Bergidum, que sí ha sobrevivido convertido en teatro municipal.

Pero Santiago de Castro hizo algo en aquel informe por lo que merece un hueco en la memoria de la vieja Ponferrada, la Ciudad del Dólar de los años del wólfram y el carbón; tomó más de ciento veinte fotografías del barrio de La Puebla para ilustrar su reclamación. Ciento veinte imágenes en blanco en negro del Bar Moderno y de la plaza de Lazúrtegui, de las calles, de los edificios que todavía le daban al centro de Ponferrada la apariencia de un pueblo.

Y esas imágenes rescatadas del expediente del Archivo Municipal forman parte ahora del Archivo Histórico, digitalizadas junto a cientos de fotografías de otros documentos, de las colecciones de prensa en papel de la Biblioteca Municipal, o de los particulares que acuden a la Casa de la Cultura para ceder una copia de sus álbumes familiares. La Ciudad del Dólar, un mito literario que hace referencia a la Ponferrada de la posguerra hasta los días de la Transición, respira por esas fotografías. Uno se asoma a las imágenes del Bar Moderno y parece que se oiga a Santiago de Castro detrás de la barra, despotricando contra la especulación.