Te supo mal
Te recordaré de nuevo que el primer café que tomaste te supo a rayos, aunque después ya no hubo para ti mejor perfume que su olor viajando por el pasillo de casa al estrenar el día. Lo mismo te ocurrió con la primera cerveza, fue un trago repelente y amargo como para no repetir y ahora una jarra se te queda en cañita. Con el primer vino fue distinto porque la abuela te lo preparaba rebajado, caliente y con miel por creerlo remedio infalible para el resfriado, aunque el primer tinto de barra te supo como si lamieras un barril. Y no te digo el primer cigarrillo que te llevó al vómito y al mareo y ahora no hay quien desempadrone de tu bolsillo la cajetilla.
Y todo lo que ahora consideras deleite tuvo también una primera vez lastimosa o estomagante: el solomillo se te hacía bola de crío; ¿la merluza?, ni verla, ni rebozada de engaños; ¿espárragos?, ag, repugnan y tienen hilos; ¿y alcachofas?, ¡pordiós!; los pimientos bercianos asados ni querías olerlos; te sublevabas ante una sopa de cocido de la que hoy te sirves dos platos; y con no menos asquito te asomaste después a un plato de ancas de rana, de caracoles, de setas, de asadurilla, de mollejas... en fin, todo fue ponerte y superar el repelús natural que te provocaban; y no fue que tu cuerpo te pidiera esas glorias al paladar, sino porque veías a otros relamerse ensalzándolo y tú no ibas a ser menos. Pero no te quedaste ahí y hoy nos hablas de la morchela blanca del Piamonte, del fuá francés, del ramen japonés, del ceviche peruano, del saumon fumé o del caviar iraní (esa latita que guardas en el frigo traída de Ankara es más falsa que las mulas de Antón). Reconóceme que también estas delicadezas te echaron patrás la primera vez. Yo, sin embargo, no me siento frustrado por tener paladar simple poco voluble y aquí sigo gozando preso en el cepo de los sabores de la tierra, aromas viejos y vulgares (guisos, potajes, estofados, manzanas en derrita, bolla preñada, ya sabes)... por cierto, la trufa que tanto veneras me sigue oliendo a gas butano o a caucho... ¿y no te saben las ostras a tumor viscoso con mocarro?...