El sueño de López
Tenemos un gato que se llama aeropuerto (aeropuertín en la intimidad, misino) y andan buscándole tres patas con las que no cojee para no caerse de culo... o de bruces, ahora que tanto se cuestiona además el contaminador tráfico aéreo. En realidad esto viene amagándose hace ya un tiempo, si es que no desde el mismo momento en que hace treinta años vistieron de aeropuerto con pretensiones lo que empezó siendo en 1923 un campo de aviación (camino del siglo), llamándose después aeródromo y finalmente base aérea en la que tampoco sus destinos han sido estables, pues la Academia del Arma de Aviación creada aquí en 1939 se trasladó a la murciana San Javier diez años después y la Escuela de Especialistas de 1950 desaparecería en 1993. Militarmente hoy es Academia Básica del Aire, a la que se asocia desde 2006 un «establecimiento disciplinario militar» donde cumplen condenas por sanciones graves desde soldados a tenientes coroneles. Pero civilmente, desde que lo solicitó la Diputación leonesa, es también aeropuerto de irregular progresión y expectativas infladas que la realidad ha ido recortando casi hasta lo testimonial en ocasiones.
Y a buscarle patas se apuntó el ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo proponiéndolo ahora como punto de partida para el Camino de Santiago desde ese mismo lugar contiguo a la santa senda, lo que tiene algo de quimera, pues no se imagina uno a muchos mochileros resolviendo parte del jubileo por vía aérea y habiendo además ahora cien caminos que llevan al Apóstol: el del norte, el olvidado, el portugués, el extremeño, el manchego... mientras nadie parece querer estudiar la propuesta que en sus postrimerías hizo el empresario leonés Domingo López (el del Banco de Valladolid expropiado) que soñaba con un aeropuerto comercial lanzadera de los productos leoneses de excelencia a través de una gran cooperativa provincial. Fue el sueño de López. Y cuando lo expuso antes de la comida de un galardón que le concedieron vi vierta impaciencia en que acabara para poder atacar los platos...¡paísss... leonés!