Editorial | Impotencia ante una brecha que se amplía
Las reivindicaciones de las organizaciones patronales del Noroeste siguen cayendo en saco roto, y la ambición de que el corredor del Atlántico se convierta en un elemento realmente vertebrador del territorio se diluyen. Mientras en los últimos cuatro años el impulso al corredor Mediterráneo se traduce en una inversión ya ejecutada de 1.900 millones de euros, y todos los tramos ferroviarios previstos ya en obras o directamente en funcionamiento, los que tienen la misión de articular el transporte en el Noroeste del país ni siquiera se dejan ver con claridad en los presupuestos estatales.
Prueba del desinterés del Gobierno hacia un proyecto que se exige como herramienta de urgencia para salvar los desequilibrios territoriales y permitir la igualdad de oportunidades entre las economías de los distintos extremos del país es que ni siquiera la ministra se digna a recibir a los portavoces del eje Atlántico.