Orgullo cazurro
Jamás León había estado tan orgulloso de algo propio. Sin fisuras. Sin rencillas y sin apretar los dientes porque a otros le va bien. Jamás esta provincia respiró tan hondo y tan a gusto, levantó la barbilla y, aunque aturdida por un acontecimiento insólito, se sacudió complejos y argumentos plañideros tatuados a fuerza de repetidos para presumir de talento cazurro. Como nunca imaginamos. Si para Pablo Álvarez y Sara García es un sueño, para los leoneses es un flamante espejismo en el que cuesta reconocerse.
Una extraordinaria realidad. Esta tierra, sus colegios, institutos, Universidad, ha puesto los pilares para que dos leoneses hayan sido seleccionados entre casi 22.500 candidatos europeos de élite como la nueva generación de astronautas. El mérito está desde luego en su enorme valía, esfuerzo, talento. Pero su hazaña histórica es un bálsamo para toda una tierra acomplejada. Ojalá, sobre todo, se convierta en un revulsivo, un punto de inflexión que catapulte los deseos y los esfuerzos de las generaciones actual y futura, por más lunáticos que parezcan.
En lo personal sólo un apunte. Si hay civilizaciones en otras galaxias y llegan hasta aquí, no encontrarán la guerra de los mundos. Nuestros líderes del espacio son la humildad, la sonrisa permanente, la mejor cara de una juventud con tantísimo talento como talante. Extaordinarios en todos los sentidos.
Ojalá el ejemplo de Pablo y Sara sea un revulsivo, un punto de inflexión para poner en valor lo que se atesora en dosis gigantescas. Ellos son hoy los protagonistas mediáticos y espaciales, pero hasta ahora eran (Diario de León ha sido testigo y altavoz de su evolución científica) parte del ejército de investigadores e innovadoras que desde este la provincia, desde su Universidad, forman una vanguardia a menudo desconocida pero numerosa y brillante.
Espaciales o terrícolas, desde este León se riegan centros y proyectos de investigación punteros en todo el mundo. Pablo y Sara eran parte de esa legión anónima hasta este miércoles.
Que León haya alumbrado a los astronautas del futuro tiene que decir algo también de cara a la candidatura para acoger la sede de la Agencia Espacial Española, que se decide en pocos días. Que sea la única provincia europea con dos astronautas en su nómina de ciudadanos da mucho más que una idea de su potencial.
Decidan lo que sea puertas afuera, esta tierra tiene que sacudirse el moco. Menos lengua y más brazos. Adiós, calimeros.