Editorial | Una solución para el territorio y para la historia
El patrimonio minero y de las centrales térmicas es buen ejemplo del debate sobre que todo aquello que fue importante en el pasado no tiene por qué pervivir sin función en el futuro. Un duro tira y afloja entre la memoria y la rentabilidad que en una tierra con escasas opciones de reconversión tiene que reflexionar también sobre la inoperancia de acumular estructuras inservibles que sólo se convertirán en cochambre y decadencia.
A toda la herencia industrial minera, como ocurrió antes con los restos de las enormes harineras, o los viejos molinos, por poner algunos ejemplos, se suma ahora la infraestructura ferroviaria. El paso históricamente duro y difícilmente salvable de Pajares será finalmente atravesado algún día por la variante, y las viejas cadenas que cosieron una cordillera que se resistió a ser conquistada por la evolución amenazan con quedar abandonadas. También el histórico túnel de La Perruca, una de las grandes hazañas de ingeniería del siglo XIX, parece tener los días contados. Seis meses, si se cumple por fin la previsión administrativa.
La vieja línea entre León y Asturias busca un sentido para seguir funcionando en lo más arisco de la montaña. Le quedan seis meses para encontrarlo. Vamos tarde, para variar.