Sin tapa en el metaverso
Fui al Auditorio aplaudir a María Jesús Muñiz, quien recibía un premio de Aletic por su labor como divulgadora de nuevas tecnologías. Los organizadores invitaron a dos renombrados creativos de Telefónica a realizar sendas exposiciones sobre el metaverso, mundo virtual en la que todos creeremos ser más guapos. La leonesa Yaiza Rubio explicó muy bien este futuro en ciernes, con la honradez de admitir que plantea, junto a espectaculares posibilidades, dilemas éticos que su compañía está comprometida en resolver: pérdida de privacidad, riesgo de suplantaciones, consecuencias psicológicas, vacíos legales… En fin, fascinante e inquietante. La intervención de Chema Alonso tuvo también gran interés, pero con algo de «hola mortalillos, aquí os traigo unas migajas de mi coeficiente intelectual». Vaticinó que la inteligencia artificial escribirá esta columna, una vez descifre mi algoritmo. Bueno, tampoco es tan difícil: mencionó mucho a Marta, bastante a Cervantes, un toque madridista… patatas Blas…». Vale, touché… todo eso y algo más es mi denominación de origen. Más el corazoncito, que nos hace inimitables en lo esencial. Al terminar el acto, la taquicardia se nos compensó con ricas viandas reales. Me lo pasé bomba charlando después con Muñiz y una periodista muy maja de Telefónica. Con gente auténtica, nada mejor que la distancia corta. Aquí es donde el lector aprensivo salta: «¿Y si a la parienta le gusta más mi versión mejorada y se me fuga con el avatar a Las Vegas?». Tranquilo, nadie prefiere una sosa cama elástica a un canguro de carne y hueso. No obstante, por si acaso, si le queda aún pelo hágase un tupé y aprenda alguna de Elvis.
Creo en un progreso tecnológico al servicio de la felicidad humana. No tengo nostalgia de las canicas, pero tampoco anhelo un ocio siempre novedoso. No deseo ser pieza de un único mecanismo, sino prójimo en un proyecto a la vez común y personal. Lo sé, a veces quedarse quieto es retroceder, pero ¿quién desea vivir en constante movimiento? En fin, solo aspiro a no ser destruido, ni a destruirme. Solo soy un juglar de columnas, se me dan mejor las preguntas que las respuestas. Pero me temo que no habrá tapa en el metaverso. Y si la hay, no será gratuita.