Abracemos la utopía
Es el momento de abandonar la distopía y abrazar la utopía, abordar de manera colaborativa y activa los retos del presente y del futuro, planteando una sociedad que escape de las mismas lógicas que nos han traído hasta aquí. Debemos imaginar una sociedad mejor, más justa y devolvernos el poder como ciudadanía, que la inmovilización y la angustia nos han arrebatado. Es hora de actuar y de hacerlo en colaboración. Podemos reproducir buenas prácticas y dejar de imaginar futuros de destrucción
Como cada día, casi al amanecer, activo varios medios de comunicación para estar al tanto de las últimas noticias. Algunas de las más relevantes de este año se repiten y reparo en una que quizás sea la que más impacto ha tenido en los últimos meses: el cambio climático. La lluvia es necesaria (y la celebramos), pero es cada vez más irregular, lo que tiene un impacto sobre la biodiversidad, incluidos, por supuesto, los seres humanos. En el verano fue el calor, con temperaturas que rompieron récords, con máximas históricas. Olas de calor que pueden acelerar el proceso de desertificación, alterar los ecosistemas y generar graves problemas de salud a las personas.
Busco entre las diferentes plataformas de entretenimiento alguna serie o documental. Me recomiendan series que hablan de catástrofes mundiales, pandemias, un progreso tecnológico que nos oprime y controla, guerras y luchas por los recursos y supervivencia. Esto termina de rematar mi desasosiego. Apago la tele y miro por la ventana. Llueve, pero la temperatura no es la que se espera para esta época del año. Pienso que ya existe numerosa evidencia científica sobre el impacto del cambio climático en el planeta y en la salud de sus ecosistemas y habitantes.
No hace mucho tiempo el negacionismo se instauraba en las instituciones y celebro que la insistencia del personal científico haya surtido efecto: por fin se habla de la urgencia de la situación, de la necesidad de tomar medidas, de cambiar a tiempo para evitar un mal peor. Tenemos toda la evidencia para entender el presente y el posible futuro, y debemos actuar ya, pero ¿qué escenarios nos ayudan a imaginar un mundo mejor? ¿Podemos proyectar alternativas al modelo económico actual, basado en el crecimiento ilimitado en un mundo con limites? ¿Podemos construir una sociedad que trabaje por reducir las desigualdades actuales? ¿Podemos organizarnos socialmente de manera más cooperativa? ¿Podemos reproducir buenas prácticas y dejar de imaginar futuros de destrucción?
Es el momento de abandonar la distopía de esta sociedad que nos provoca desasosiego e inmovilismo y abrazar la utopía, la creencia absoluta de que no todo está perdido y tenemos el poder de cambiarlo.