Editorial | Expectativas ante 2023
Se despide un 2022 lleno de sobresaltos y entramos en un 2023 con pocas expectativas de que mejoren las circunstancias para el ciudadano de a pie que, aunque a algunos les cueste entenderlo, es el que importa. La incertidumbre sobre lo que vendrá, sus consecuencias a corto plazo para la economía doméstica y la inestabilidad que planea sobre las familias se deja sentir en cada paso que se da y en cada decisión que se toma. Y lo peor es que no hay síntomas de que las medidas que se aplican vayan a mejorar la situación. La percepción generalizada es que lo poco que nos dan hoy nos lo quitan mañana o, peor aún, desaparece por otro lado, como en un absurdo juego de magia barata en el que las cartas están trucadas para desquiciar al ciudadano. Escasea la confianza en la clase política y, ante la contienda que se avecina en este año electoral, la sociedad debería notar que sus necesidades no pasan a un segundo plano.