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Descubro asombrado que el Mago Chalupa, «el embajador plenipotenciario de los Reyes Magos en el Bierzo», tiene una página en la Wikipedia; la enciclopedia universal que hacemos entre todos, para bien y para mal. Y no se me ocurre mejor cuento de Navidad.

El primer nombre del ilusionista berciano de tez oscura y ropajes arabescos fue Mago Azufrito. Así se presentó la primera vez que se escuchó su voz en Radio Juventud de Ponferrada. Y era un auténtico mago, qué duda cabe, porque desde la emisora no solo respondía a los niños y a las niñas que escribían a los Reyes Magos. Sabía además cómo se habían portado, cuáles eran sus manías, y en qué cosas tenían que mejorar. La voz del Mago Chalupa se parecía extrañamente, eso sí, a la del locutor Ignacio Linares, encargado de leer las cartas que llevaban los padres a la emisora. Pero cuando se tienen cinco años no se escuchan las noticias en la radio. No se desconfía del mundo. Chalupa, que empezó a acompañar a los Reyes en la Cabalgata del 5 de enero, era la prueba de que había algo mágico en todo aquello.

Esos niños se hicieron mayores, por supuesto, y algunos de ellos descubrieron que el Mago Chalupa era Linares. Llegaba la Navidad y el locutor se embetunaba la cara (algo que hoy sería políticamente incorrecto), se vestía con un traje oriental, se colocaba un vistoso turbante en la cabeza, y con aquella mezcla de ternura y buen humor que exhibía con los niños, ejercía de cartero de Melchor, Gaspar y Baltasar. Solo por eso merece Ignacio Linares un monumento muy grande, más allá del que ya tiene junto a su esposa Yolanda Ordás en un parque de Ponferrada.

Linares falleció hace unos años. A los que le escuchábamos en Onda Bierzo se nos hizo extraño no oírle en la apertura de los informativos, justo antes de la hora del almuerzo. Pero el Mago Chalupa no se apagó con él. Es verdad que no se escucha su voz en la radio, pero lo hemos seguido viendo todos estos años en la cabalgata, con su carroza propia, y en las residencias, en las guarderías o en los colegios.

Ya no hace falta tiznarle la piel de negro y sigue siendo un serio competidor de Papa Noel. Y eso es algo tan cierto como que esa pagina de la Wikipedia que habla de él la ha escrito algún niño, o alguna niña, después de crecer.