¿Dios contigo?...

Tregua!!... ¿tregua?... Una madre arrodillada y rota en una iglesia de Kiev cual inmóvil Dolorosa clama al cielo por su hijo muerto en el Dombás y no se contiene al exigir justicia divina y Talión. Lejos de allí, en un lateral sombrío de la catedral de Moscú, otra madre embutida en un plumas apenas logra flotar en su mar de lágrimas porque el día 31, hablando por el móvil con su hijo en el frente para felicitarse el año nuevo, un bombazo le reventó en el acto junto a otras docenas de soldados que activaron sus teléfonos iluminando la senda de los misiles hacia su posición; y esta madre ignora que el Talión de la otra lo paga ella mientras exige también el suyo, a eso fue.

Maravilla que un mismo Dios en dos frentes de guerra haya de atender las plegarias de cada cual rogándole fulminar al otro, porque el Dios de ucranios y rusos es el mismo, y su iglesia, aunque anden hoy sus patriarcas en división y alterando fechas santas o liturgias. El gran pope ruso Kiril I bendice las tropas y armas de su caudillo Putin y justifica la invasión para desnazificar la Ucrania que degenera y se amaricona. ¿Y qué hará Dios con ruegos tan antagónicos?, ¿los atiende o se desentiende?... que no haga nada por impedir esa guerra con una de sus clásicas lluvias de azufre, por ejemplo, ¿alaba su infinita paciencia o revela simplemente que está sordo, se lo hace o no está?... aunque estos últimos días le disculparía el haberle llegado de la Tierra un papa Benedicto empeñado en relatarle lo tantísimo que escribió, cien tomos teológicos de ancho lomo, cien, aunque el mismo Jesús creyó que ya era suficiente con un evangelio breve y por cuadruplicado que ni siquiera tuvo que escribir. Así la cosa, se entiende que Dios ande tarumba con tanta explicación del papa emérito. Pero ¿y si no?, ¿cómo está resolviendo la contradicción?, ¿y quién es su preferido?... ¡Dios está conmigo!, declara Putin subido al pináculo del Kremlin... ¿Dios contigo?, responde Zelenski, pues ¡cagontudiós!... y yo más en el tuyo, replica el ruso... (y con tanto cagamento y rezo Dios hará esta guerra interminable, no le queda otra).