Diario de León

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Hay tres episodios planetarios sobre los que algún día deberían explicarnos cómo se deciden las sedes. El asunto alienta todas las sospechas posibles, como se ha podido comprobar reiteradamente. Se trata de los juegos olímpicos, los mundiales de fútbol y las cumbres del clima. Tres asuntos con nada en común o con todo, si se tiene en cuenta la elevada cantidad de visitas previas de sus dirigentes que se hacen necesarias para supervisar los preparativos...

En los primeros casos, olimpiadas y mundiales, parece claro que se trata de negocios multimillonarios. Pero el tercer episodio, el que se supone que se celebra periódicamente para salvar el Planeta, admite todo tipo de chanzas sobre su inutilidad pasada, presente y futura, por la incapacidad probada para dar respuesta eficaz a la amenaza climática más allá de eslóganes, discursos de esos en tierra de nadie para ser compartidos por todos, y con amplia movilización de falcones y demás aparatos voladores hipercontaminantes.

En política son un auténtico clásico las emergencias y las urgencias. Esas que sólo se detectan cuando gobierna el otro. Ahora, y tras años de marear la perdiz con la necesidad inaplazable de limpiar el aire de las ciudades resulta que se apuesta por ‘aparcar’ el invento a la espera de mejores tiempos. Incluso con real decreto de última hora cuando 2022 se agotaba, para apuntalar la situación de tantos y tantos alcaldes que descuentan días para las próximas elecciones municipales y no se la pueden jugar a tocar literalmente el tubo de escape a sus convecinos y convecinas.

Aquí, en León y Ponferrada, se opta por la misma pauta generalizada en España. Un ‘vamos viendo’. Que lo de la urgencia climática era algo así como lo de ‘la parte contratante de la primera parte’ de Groucho Marx. En la capital, se anunció hace meses un aparcamiento disuasorio en la zona norte del que no hay nuevas señales. Y eso que con una visita al suroeste es fácil contemplar la necesidad. Cada día, desde primera hora, Sáenz de Miera y los aparcamientos próximos al Palacio de Deportes evidencian una demanda social de plazas. A esas horas no parece que haya muchos partidos... Sacar los coches de la ciudad pasa, entre otras cosas, por darles una alternativa.

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