Cállese, señoro
Mi amiga Inma llevaba la noche de Reyes una camiseta que me atrapó. Con una leyenda que es una declaración del cansancio de las mujeres por tener que soportar a gallos, gallitos y hombres de todo pelaje y plumaje que nos cortan cuando hablamos o nos dan ‘primicias’ que les acabamos de relatar. Es agotador.
El mansplaning es el resto que queda en la sociedad moderna del tutelaje y sometimiento de las mujeres a lo largo de la historia. Ahora que tenemos derechos, algunos hombres tratan de hacernos ver y creer que en realidad no sabemos bien por dónde andamos y nos tienen que orientar como es debio. Lidiamos a diario con estos machismos.
Pero estas conductas, y peores, están en la esfera pública de una forma peligrosa. Con elementos elegidos en las urnas que se mofan de la democracia y desprecian las leyes. Como el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García Gallardo, de Vox, y todos los que le arropan en el Gobierno más vergonzante de la historia de la Comunidad.
Este señor no es que haga mansplaning; es que se ha tomado el cargo por un puesto de dictadorcillo desde el que sermonea y trata de imponer a las mujeres medidas contra los derechos reconocidos en leyes superiores, de obligado cumplimiento. La última ha sido esta semana con su ‘paquete’ de medidas antiabortistas contrarias a la ley que reconoce el derecho a abortar, como obligar a escuchar el latido fetal y derivar a salud mental a las mujeres que deciden interrumpir su embarazo. ¿Qué clase de medida contra la despoblación es coartar el derecho al aborto? ¿Por qué se niegan a la educación sexual para prevenir los embarazos no deseados, la violencia de género y promover relaciones igualitarias? Muy sencillo, quieren controlar a las mujeres y para ello tienen que controlar sus cuerpos.
No le deseo a ninguna mujer que tenga que pasar por un aborto. Tampoco que sea humillada y coaccionada en una consulta médica. El PP, por más que niegue Mañueco, va de la mano de Vox. Le tienen amarrado. Y son primos hermanos en lo ideológico. Hace 12 años que espera en el Tribunal Constitucional el recurso del PP contra el aborto. La ponencia de Enrique Arnaldo avala la ley de plazos, pero con requisitos como los expuestos por Gallardo. Veremos qué pasa con el Constitucional renovado y apaciguado. Entre tanto, en Castilla y León tenemos un problema gordo. El feminismo tiene que seguir sudando la camiseta. Ya lo dijo Simone de Beauvoir: «No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados». Y una sociedad decente debería gritar, como la camiseta de mi amiga, ‘Cállese, señoro’. O mejor, váyase.