El meteorito y los dinosaurios

Dice el tipo que preside la Argentina que la inflación es autoconstruida, que está en la cabeza de la gente. De la gente del Gobierno, se puede añadir, ya que se tomaron la molestia de estrujar las neuronas para hilar el eslogan. Así es como se pasa de analizar un fenómeno monetario a la interpretación de los acontecimientos tal que fueran excusas sin haber sido jamás motivos. La inflación es el impuesto a los pobres, que ya empiezan a cribar la primera generación de céntimos cobrizos que se tiraban en la caja del taquillón de la entrada, la calderilla que no hacía más que bulto en el monedero, para empezar a equilibrar la bolsa de la compra para llegar a fin de mes sin tener que romper la hucha de los niños y contar con pan todos los días. Aquella morralla de monedas de céntimo que valían para carrozar vestidos con lentejuelas para el baile de fin de año, son tan apetecibles como los Franklin que certifica la Reserva Federal. El cambio de año ha pillado a la gente del Gobierno con puñados de duros en lugar de los billetacos que cubrían una ronda en la barra, y volvían con vuelta. Pero la inflación es obra del cambio climático. La inflación es por Macri, dice el peronismo, que inspira la mitad de los sueños de igualdad y resiliencia que se emiten en los medios de comunicación del poder, del poder de aquí. Si hay que consultar a los expertos, con la inflación es lógico preguntar a los argentinos. Hay uno que se mueve como Cristo por Judea en vísperas del domingo de Ramos, que jalea a la audiencia con esa exclamación de la barra brava cuando espolea a Messi, así como quien va a levantar el puño y termina por sacudir la última gota con la palma de mano. Javier Milei es el nuevo demonio de esta política de los nostálgicos del muro y las batallitas de Sierra Maestra. Entre gentíos por la costa porteña, la esfinge de un león con cabellera ridiculiza a Petro y a otros derivados del narco, con frases apoteósicas que pueden encajar perfectamente en este cambio de agujas al que llega en 2023 el tren de la política, tanto en España, como en Argentina, países inflacionistas. Milei aclara que viene a despertar leones, no a guiar borregos. Y que si los latinos fueran dinosaurios, hubieran votado por el meteorito. Como León, vamos.