Editorial | El tren circula por las vías de la incoherencia
Lo que está pasando con la Variante de Pajares hace tiempo que resulta tan inexplicable como injustificable. Es quizá el mejor ejemplo de una gestión que, sin duda, sería manifiestamente mejorable. Las infraestructuras ferroviarias son fundamentales. Y más si cabe en estos tiempos, en los que la Unión Europea promueve su puesta en valor, y cuando se están definiendo la potenciación de unas rutas que serán fundamentales para el futuro.
Pero, por contra, aquí se acumulan las dudas y los problemas. Hace una semana, todo el noroeste se pronunció para exigir un impulso real para el Corredor Atlántico. Gracias a este tipo de posicionamientos, y más concretamente por la movilización ciudadana del oeste, se consiguió la inclusión de la Vía de la Plata en los planes de futuro europeos, un paso clave para evitar la muerte definitiva de un eje vertebrador de buena parte de la Península que permanece abandonado desde hace décadas. Y ahí la contradicción es máxima. Mientras desde Bruselas se circula por una vía, parece que en España se avanza por la contraria. El Ministerio de Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, aprovechando fondos comunitarios, financia la conversión en caminos de una parte de esta vieja línea. El conflicto es que, de algún modo, se ponen más complicaciones para una restauración futura en la que sí se cree desde Bruselas, pero para que la harán falta bastantes años de trámites e inversiones.
Esto se conoce en la misma jornada en la que desde Cantabria y Asturias se pone el grito en el cielo por el nuevo desastre en la gestión ferroviaria. En este caso, por la compra de unos trenes para las vías de la antigua Feve que no caben por los túneles. Dinero público dilapidado y nuevos retrasos en las mejoras del servicio...