Adiós, yanomamis
Por haber estudiado en los dominicos tengo vistos centenares de fotos y documentales de indígenas auténticos que proyectaban en el colegio sus numerosos misioneros del alto Amazonas peruano, allí donde el río Urubamba y afluentes son el único camino de la selva dibujando meandros de breves playas para que los indígenas de aquellos años 50 y 60, aún en su edad de piedra, plantaran sus campamentos errantes, indígenas de diferentes familias o tribus de varios orígenes étnicos: machiguengas, piros, pichas, arambuts, areseris, pukirieris, mascos ... y doce lenguas para hacerse un lío en tan sólo su departamento Madre de Dios de superficie similar a las tres provincias leonesas. Y gran impacto me produjo ver a indígenas retacas en porretas y de pechos flacos y caídos como bolsas de cuero que posaban dando de mamar a la vez a su crío y a un mono que, una vez crecido, lo asaban y se lo zampaban; o las fotos de hombres que no usaban taparrabos atándose el prepucio con cordel a la cintura y evitando así que al correr les cimbrease el pijo como el tanganillo en el galgo. Y eran indios de arco largo y flechas más altas que ellos, nada que ver con sus primos pieles rojas norteamericanos. Dormía toda la familia en una sola hamaca y no tenían más industria que cazar y pescar lo justo para comer y una chacra para cultivar tubérculos. Siglos haciendo esto pemitió su supervivencia hasta que la minería del oro con crueldad de garimpeiro, el caucho y los madereros les fueron invadiendo, contagiando, esclavizando o extinguiendo en las últimas décadas sin que hoy ceda la devoración con medios aún más invasivos en sus últimos confines. Y me vino todo esto tras leer las recientes noticias sobre los indios yanomamis de Brasil (comunitaristas cuyos pueblos son una sola casa para todos) que sufren hoy esa misma invasión, pero añadida una desnutrición y mortandad inédita tras la política de Bolsonaro calificada como genocidio en diferido. Inútilmente están esperando a que les miremos. Y entonces ya sólo será para decirles adiós, yanomamis, adiós.