Je ne suis Charlie
Se hace imposible retirar la vista de ese padre turco que sentado sobre la desgracia hecha cascote no suelta la mano de su hija adolescente muerta y asomando sólo el brazo entre los escombros de un edificio hecho hojaldre que la tiene apresada y sepultada sin permitir rescatar su cuerpo. De su cara ha huído hasta el terror y mira sin mirar como invocando su propia muerte. Imposible no ponerse en su piel y helarse como sin duda está helado él... por dentro, al vaciarse de vida, y por fuera porque el rigor invernal suma su maldición a tanta tragedia. Las demás imágenes y fotos que llegan de Siria y Turquía también sobrecogen por la brutalidad devastadora de ese terremoto, ¡pero ese padre!... no hay mejor (peor) resumen de la magnitud inhumana de esa catástrofe.
Aunque hay otra imagen publicada en la misma página del periódico que diluye la compasión en la que se envolvió el lector con ese padre convirtiéndola en incredulidad y furiosa perplejidad. Se trata de una viñeta del último número de la revista satírica Charlie Hebdo pintarrajeando edificios destruidos por el terremoto y un titular, « Seísmo en Turquía » y, debajo, « ni siquiera es necesario enviar tanques »... de no dar crédito... ¿puede haber una imagen más precisa de lo que llega a ser un canalla sin entraña y tan imbécil como vil?... ¿qué humor cabe en tanta desolación, qué puta gracia quiere ver ahí el ocurrente viñetista?... Lo curioso es que esta misma revista azotada por el yihadismo asesino ya cultivaba este humor carnicero y miserable cuando en 2016, tras un terremoto en Italia con 300 muertos, lo comparaba con una lasaña dibujando sus casas aplastadas. ¿Serán capaces de decir que se trata de humor negro y, como tal humor, sano, gracioso y legitimado por derecho a eco público en aras a la Libertad, nuestra señora y diosa, sacerdotisa siempre y puta a ratos?... ¡Bárbaros modernos!, ahóguense en su ira y odio , replicó el portavoz turco en un tuit. Cachocabrones, idiotas sin alma, apuntó Sócrates, y nos encargó una camiseta estampando bien grande un « Je ne suis Charlie ».