Abortar niños
Que hayan tenido que pasar trece años para que el Tribunal Constitucional mande al infierno el recurso que presentó Federico Trillo contra la ley de plazos de Zapatero no deja de ser una muestra de la hipocresía en la que aún vivimos. Nos vamos a repetir, pero es que los herederos de AP tienen una larga lista de intentos por trastocar el desarrollo de los derechos y libertades. Primero fue la ley del divorcio de UCD, que a los populares les debía parecer el diablo, luego se opusieron a la ley del aborto y, más recientemente, a la del matrimonio homosexual.
Siempre mirando por los más débiles, los representantes del PP hacen todo lo posible, ley tras ley, para que los españoles no pequemos, no vaya a ser que vayamos al infierno —ellos estarán allí pero disfrazados para que no se vea que son igual que todos pero mejor vestidos—. No hay mucha distancia entre el PP y Vox, de verdad que no. La única diferencia son los tiempos y la oportunidad, pero en realidad hay determinados temas con los que son miel sobre hojuelas.
El tema del aborto es uno de los más sangrantes. Aquí mismo, en CyL, las mujeres que se ven obligadas a pasar por el trance tienen que desplazarse a Valladolid, un simple gesto que ayuda a que se lo piensen mejor durante el viaje. Y es solo un ejemplo.
Si yo defendiera de manera tan contundente la infancia haría cola para acoger a alguno de los cientos de niños que viven en hospicios en la comunidad, pero es muy fácil defender la vida antes de que lo sea.
Una vez que el nasciturus respira se convierte en un problema, sobre todo si pertenece a una familia desestructurada. Entonces, buff, se aprueban partidas en los presupuestos para que la culpa de la irresponsabilidad social se diluya y no nos toque, que ya sabemos que hay niños más iguales que otros.
Sepulcros blanqueados es poco decir. Ninguna mujer necesita que ningún señoro le diga cómo tiene que gestionar su vida y su cuerpo, ninguna mujer quiere que nadie gobierne sus decisiones ni su conciencia. ¡Viva Honduras!