Un campo de batalla
Después de una semana intensa de sacar pecho por las científicas en las que hasta el comercio, y con una campaña bien original y didáctica, se ha subido al carro del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Después de los golpes de pecho al mirar las cifras que dejan a las científicas en la base de aulas y laboratorios mientras en la cúpula el 90% son hombres. Después de alabar el heroísmo de nuestras antepasadas en tantos frentes... volvemos a la realidad.
Este lunes, José Luis Rodríguez Zapatero será investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de León. El político leonés, cuyo mayor mérito es haber llegado a ser presidente del Gobierno de España por dos mandatos, que no digo yo que no sea importante, es el número 53 del cuadro de honor de doctores. Doctores, sí, porque, hasta ahora, en más de 25 años de andadura de la ULE, ninguna mujer ha sido distinguida con el máximo honor académico. Ni tampoco será la siguiente, que va a ser Juan José Badiola.
Dominan las cumbres del saber y ocupan espacios de poder y la conversación pública sobre las mujeres aún gira en torno a su físico de manera grosera. A científicas como Sara García, la célebre aspirante a astronauta, se le pide posar para una revista con tules que transparentan su torso. Eso ‘es guay’. A la ministra Ione Belarra le censuran los pezones y le recriminan que no use sujetador (bendita ella) porque ‘es de guarras’; a la de Igualdad... le dicen que su mérito es tener un marido (con el cual o con quien sea puede practicar el sexo que pacten tener, que a nadie le importa)...
El cuerpo de las mujeres es un campo de batalla para el patriarcado. Y para el capitalismo, uno de cuyos episodios fundacionales fue la caza de brujas y que ha hecho cátedra de la mercantilización de los cuerpos femeninos. Se trocea, aprueba y censura como un objeto. El cuerpo de las mujeres, con pezones incluidos, de esos por los que una gran parte de la población se alimenta en el primer aliento de vida, se exhibe en obras de arte como fruto de la pasión, inspiración, viaje interior... de los artistas.
Ayer mismo, un espléndido sábado al sol, de cielo azul León y de amigas, podríamos decir que nos hinchamos a ver pezones en la exposición Picasso. Arte e Intimidad en el Museo Casa Botines de León. Mujeres con pezones en el 50 aniversario de la muerte del artista. Seríamos necias si redujéramos a unos pezones esta selección de la obra gráfica de Picasso, aunque sepamos el señor Pablo fue un machista de libro y no nos guste cómo se sublima su relación con las mujeres. La exposición obviamente es mucho más que pezones. Merece la pena disfrutarla. Contemplar los retratos, y el espíritu tan distinto que rezuman, de Dora Maar, Francois Gilot o Elisabeth Cowling o apreciar la pasión de Picasso por la pintura en las tres series gráficas.
Lamentablemente, las mujeres aún no han alcanzado en la sociedad del siglo XXI el respeto que se da a un obra de arte. El cuerpo de las mujeres es un campo de batalla , pero sua mentes aún son ignoradas.