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Editorial | Lo que no tiene remedio y lo que sí

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Recuperar las tres fachadas protegidas que fueron demolidas con nocturnidad y unas prisas más que cuestionables en la calle La Rúa no tiene remedio. Determinar las responsabilidades sobre de qué forma el Ayuntamiento de León se saltó sin contemplaciones las exigencias y competencias de Patrimonio para ‘agilizar’ el derribo de las paredes históricas es una obligación que no admite medias tintas. Como no debería tenerlas un argumento económico en forma de multa que disuada a quienes opten por resolver problemas como el planteado en la obra de las viviendas de lujo por la calle de en medio. Y esto es más difícil, porque siempre será más rentable económicamente abonar lo que corresponda que esperar a que la pesada y a veces puntillosa maquinaria de Patrimonio resuelva qué hacer con los restos que aparecen cada vez que se levanta un suelo en el centro de la ciudad. Por eso el expediente de la Junta al Ayuntamiento de León debería ir más allá, y ser ejemplarizante también en las consecuencias para la persona o personas encargadas de asegurarse de que el despropósito arqueológico no se perpetrara. Habrá que ver en qué acaba todo.

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