Mala escuela
El deporte, ¿escuela de valores? En ello se insiste y es cantinela recurrida, pero en pocos ámbitos parecen cultivarse mejor los contravalores: competitividad insana, fobia militante al adversario y a sus colores, individualismo insolidario, ambición de estrella, dopajes, trampas, bellaquería... y si subimos a la grada: odio y burla al visitante, celebración de la violencia, racismo, exaltación nacionalista... aquí lo demuestran los tics nazis de la panda tarada de Orgullo Cazurro arremetiendo hostias a pontevedreses y obligando por fin a una Cultu modosita y avergonzada a negarles grada en este Reino y a exigirles que se guarden de trapos, gritos y señas.
Cuando vemos cómo se las gasta el deporte profesional, espectáculo y gran negocio (toma Barsa arbitral), así como no poco deporte modesto y hasta en las canchas de alevines, la vieja definición mueve a decepción o a escacharre: « Deporte: diversión liberal, espontánea, desinteresada, expansión del espíritu y del cuerpo, generalmente compitiendo por medio de ejercicios físicos más o menos sometidos a reglas ”. Campanillas. Cuando el deporte deja de ser juego ya no es deporte, es guerra; y como en la guerra todo vale, las pasiones bajas van de capitanas. De ello se me queja un padre que ve a entrenadores en el deporte escolar que castigan o no alinean al que no le pelotea o es poco dócil o bien porque sus padres le hicieron alguna sugerencia o crítica; y que la política ruin instruye a los críos en esta su primera «escuela deportiva» donde profesores y monitores tampoco han de acreditar una aptitud pedagógica que no se exige en un colectivo donde, además, afloran tiranos o últimamente abusadores como si fueran clero baboso.
Y para explicar mejor a los críos los valores reglamentados que tiene el deporte que aquí se dice rey, el fútbol, han compuesto un libro-cómic titulado « El juego más bonito del mundo » Jose Luis Chacel, pluma fina y sonetista, Santiago Hidalgo, documentando su historia, y Santiago Bellido, dibujando, que mañana lo presentarán en el salón de actos del Ayuntamiento (Alfonso V).