Diario de León

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Hace cuarenta años todo pintaba muy feo para el oso en estos nortes cantábricos allá y acá de la cordillera. Eran los últimos osos españoles, porque en el Pirineo sólo quedaba alguno que pasaba de Francia. El camino a la extinción estaba escrito a base de poblaciones residuales, endogamias, trampas y lazos, venenos o cartuchazos que siguieron en sus trece después de haberse prohibido su caza, asegurándose que el último oso abatido legalmente se lo pusieron a tiro a Franco en una cacería organizada en Casasuertes, cerquita de Valdeón (en 1971 se decretó veda en la especie y en 1973 su prohibición permanente junto al armiño y el meloncillo). Y furtiveando se sigue hasta hoy, habiéndose retirado más de mil lazos en los últimos años. Volver al pueblo diciendo en el bar haber matado un oso ha seguido y sigue siendo razón de orgullo del arcabucero compulsivo y del lugareño emboscado, el mismo orgullo que sentían, entonces abiertamente, sus abuelos fotografiándose con sus trofeos, gentes que a lo largo de la historia tuvieron al oso por enemigo preferente a exterminar, como aquel disecado y enhiesto que tanto tiempo permaneció en el salón de plenos del ayuntamiento de Boñar por considerarlo hazaña y alarde y que, estando lleno de serrín, se igualaba así con la cabeza de sus ediles y regidores.

Pero mucho cambiaron las cosas en las últimas décadas. De 80 ejemplares se pasó a los 370 censados hoy, buena parte en la montaña leonesa de Ancares a Riaño y Palencia. Y ya se empiezan a ver en provincias vecinas que ya no tenían osos como Lugo, Orense, Zamora y hasta en Burgos. A más osos, más necesidad de territorio y la interacción con el hombre se barrunta otra vez conflictiva al vérseles merodeando pueblos, merendando frutales, volteando contenedores, matando ganados o destrozando colmenares... y hasta paseando por las calles de Ponferrada, ya puestos en familiaridad. Y como se ensaya su rentabilidad turística con rutas de avistamiento, fácil es que imiten al Yogui de Yellowstone levantándoles la merienda a los excursionistas.

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