Diario de León

Creado:

Actualizado:

No me gusta rumiar los pesares ni tampoco quejarme demasiado porque no son santo de mi devoción los quejicosos. Ni tan siquiera ser agorera de las tragedias que asolan o asolarán a la humanidad, que las hay y es probable que las siga habiendo. Pero tampoco es eso, que esto no va de poner el foco en lo malo porque de eso hay a patadas. Todos los días pasan cosas buenas. Afortunadamente.

Sin embargo, cuesta no pensar que algo raro está pasando aquí cuando no paramos de escuchar sucesos escalofriantes. Tan sólo un ejemplo es el caso de la niña de Badalona a la que seis menores agredieron sexualmente hace algunos meses. Un caso que ha tardado en salir a la luz. Sucesos como éste han dejado de ser algo aislado para convertirse en una noticia más. Y no me vale eso de que antes también pasaba pero no nos enterábamos. Da igual lo que pasase antes, lo importante es lo que está sucediendo ahora porque es el único momento en el que realmente podemos hacer algo. No ayer, ni mañana. Hoy.

Las agresiones sexuales son nauseabundas al margen de quién sea la persona que las lleve a cabo. En la memoria de todos está el caso de ‘La Manada’. Pero resulta si cabe más impactante cuando hay menores de por medio que, dicho sea de paso, no pueden ser imputados por un delito penal (y aquí me pregunto yo: ¿por?).

Agresiones sexuales en grupo porque parece ser que eso de ir acompañado en estos casos envalentona a uno. Además de un asco profundo, a mí personalmente me produce tristeza y una creciente inquietud. Esto se ha convertido ya en un problema social, algo que nos incumbe a todos y que no podemos apartar a un lado ni hacernos los suecos. Ese algo está ocurriendo también entre menores. Entre niños. La pregunta es qué sociedad estamos creando, qué caldo de cultivo hemos cocinado para que ocurran semejantes barbaridades. Y nos incumbe a todos porque todos vivimos aquí y otro día pueden verse implicados de alguna manera nuestros hijos o los del vecino. Tenemos parte de responsabilidad en lo que ocurre a nuestro alrededor y por eso también tenemos cierto poder en cambiar esto. Llámenlo como quieran: educar, votar, reaccionar, protestar, gritar, plantarse... Tomar acción, en cualquier caso y no sólo escandalizarse, que vale de poco.

tracking