Nunca llueve a gusto de todos

Esta semana hemos celebrado el Día Mundial del Agua, una jornada que nos tiene que servir para reflexionar sobre el uso y la gestión que hacemos de este recurso, que sin caer en el dramatismo de calificarlo como agotable, sí que podemos de decir que es preocupantemente escaso.

Como en todo reto ambiental, los gestos individuales cuentan más que nunca, y sin riesgo de caer en el eslogan fácil cada gota cuenta más que nunca ahora que se empieza a hablar de que las próximas ‘guerras’ —esperemos que solo a nivel administrativo— que se van a lidiar serán por el agua.

Un gesto como lavarse las manos, de menos de un minuto, acarrea una pérdida de seis litros de un plumazo, mientras que tirar de la cadena se lleva por el desagüe 15. Bañarse implica desperdiciar 80 litros, mientras que si se opta por la ducha, que sea rápida, ya que entre canción y canción se nos van ocho litros por minuto, y para los adictos al coche reluciente que antes de lavarlo sepan que van a tirar por suelos hasta 250 litros.

Pero aunque a muchos, entre ellos a mí, estas cifras nos parezcan cuanto menos sorprendentes, es de justicia decir que el abastecimiento humano no supone más del 15% de todo el agua que se consume en España, ya que quien se lleva casi todo el recurso es la agricultura, que absorbe más del 80%.

Sin caer en demonizar, el sector agrícola es por lo tanto el que más responsabilidad tiene, y más voz y voto debe tener, a la hora de establecer los criterios de los planes hidrológicos nacionales, algo que el Gobierno no ha hecho que los ha aprobado por decreto. Hay que escuchar más que nunca a estos gestores del agua, a los agricultores y a los regantes que están invirtiendo miles de millones en modernizar sus instalaciones y ahorrar, de esta manera, hasta el 40% del agua que se emplea con el riego tradicional. Eso sí, advierte, como algunos comentaron en las jornadas de agroalimentación organizadas esta semana por Diario de León, que antes de apostar por nuevos regadíos hay que garantizar el agua para los que ya están en marcha, porque efectivamente, el agua no siempre sale del grifo, y menos para regar miles de hectáreas, y nunca llueve a gusto de todos, y quien no guarda no encuentra. Ahí lo dejo.