País de piesnegros

Ahora que en Castellón y Teruel arden los montes con devoración imbatible, tómese aquí como aviso a sesteantes, porque viene año de estiajes y yesca al ras y ya sabemos de incendios devoradores por pillarnos siempre el fuego mirando a las sapas bardas. Somos como aquellos indios de Montana llamados piesnegros, aunque aquí no por llevar mocasines con betún, sino por pisar siglos seguidos carbonilla de minas, montes quemados y uvas de mosto agraz. Somos hijos de un paisaje-crematorio y los pies de nuestra identidad están teñidos de negro como lo está de azul la cara del tuareg al desteñir el sudor sobre la piel el añil de su turbante taparrostro.

Con fuegos y furacos carboneros hemos ido incendiando el futuro a cada poco. ¿Arderá otra vez León? No tanto, la mitad ya está ardida alguna vez. ¿Cuánto pavor en llamas se recuerda sin salir de la Cabrera?, ¿veinte o treinta al año?; y ya que estamos en rutinas, ¿a qué tanta sorpresa?... Si en todos esos montes cabreireses no hay especial interés forestal (casi nada es maderable)... si en la gestión de esos montes ya no cuenta nada el lugareño extinto... si los viejos caminos carretales los devoró el «monte bajo» impidiendo que puedan utilizarlos hoy los equipos de extinción... si en todos esos pueblos queda casi nadie y sus votos ya están en la talega... ¿qué político querrá invertir ahí en cuidados forestales o medioambientales unos dineros que destinan mejor a lo urbano donde se perrea la papeleta?... Inútiles preguntas. La Cabrera seguirá ardiendo y dejando un rastro de bouzas donde todo lo vegetal que se atreva a volver a brotar no pasará de matojo chaparro y carqueixa ruin. Mientras tanto, labradores de tierras medias paramesas seguirán montando somatenes nocturnos para que no les roben el riego. En otros sitios se soldarán compuertas para frenar al regante moroso que chulea. En las vegas del Eria o Duerna se harán pozos clandestinos a mansalva. Y esta reserva india estará que arde otra vez. Caín nos sonríe. Si las barbas forestales del vecino ven arder, ¿pondrán las nuestras a remojar?...