El Edificio Fierro

Septiembre de 1962. Miguel Martín-Granizo Casado firma un proyecto de Museo Arqueológico y Biblioteca Provincial Ildefonso Fierro para de la Diputación Provincial, —hoy sede del Instituto Leonés de Cultura— en un solar de la Calle Puerta de la Reina c/v a Santa Nonia e Independencia, anteriormente destinado a Imprenta Provincial, en el extremo norte del gran recinto previamente ocupado por el Hospicio construido sobre las instalaciones de la Real Fábrica de Tejidos e Hilados de León. Las obras (1963-66), fueron financiadas por el propio Ildefonso González-Fierro Ordóñez, conocido magnate de origen leonés. Don Miguel concibió el edificio con estructura de hormigón y muros de carga.

Encajó el programa de necesidades —después alterado y hoy adaptado— en un sótano para talleres de restauración, almacenaje y clasificación de obras de arte, la vivienda del conserje y otras instalaciones. La planta principal con salas de exposiciones, escultura, epigrafía, etc. y todos los accesos, el principal por Puerta de la Reina, con amplio vestíbulo del que arranca una escalera imperial para subir a la planta superior destinada a pintura, fotografía y cerámica, así como a la dirección y administración del edificio.

Y completó el programa con biblioteca y sala de conferencias accesibles por Santa Nonia. Dispuso las fachadas con ladrillo cara vista y paños de piedra caliza blanca a tres escalas: una «local» en los alzados laterales con sugestivas composiciones dinámicas, ¡tan innovadoras!; otra «doméstica» para el alzado interior con logia cubierta orientada a un espacio ajardinado al sur, y la monumental fachada principal, simétrica, con ecos del Clasicismo nórdico y un gran «pórtico simplificado» que nos recuerda al Fisac de la madrileña calle de Serrano, y de forma explícita al Piacentini del periodo fascista en La Sapienza romana…

En su Memoria del Proyecto, Martín Granizo, se presentaba como un verdadero racionalista, al entender la composición de volúmenes y el tratamiento plástico exterior acorde con la distribución interior, pero evitando huecos innecesarios para la buena iluminación de las obras de arte, convencido de la dignidad de los muros ciegos que, ciertamente, proclaman «la simplicidad de la línea moderna y un carácter sobrio y noble, en consonancia con lo que debe ser una Institución de Cultura»… ¡Un Maestro!